¡No puedo respirar!
Conocí a Glider Ushñahua Huasanga cuando fuimos congresistas electos (periodo 2016-2021). Al inicio lo confundía con Mártires Lizana, otro colega, hoy reelecto; su aspecto bonachón, su dejo particular propio de su lugar de procedencia (Ucayali) contribuyeron a diferenciarlo con los días, pero qué complicado era su nombre: GLIDER USÑAHUA, tan complicado como su vaivén político, como su final.
El primer año de ejercicio legislativo se inscribió para ser miembro de la Comisión de Descentralización que presidí, para los congresistas provincianos es casi una obligación ser partícipes de este espacio. Desde allí procuramos aparejar la cancha, hacerla más equitativa y no estar permanentemente condenados al olvido, a la postergación de la Limacentrista, sede gubernamental.
Glider no fue muy comunicativo, eso percibí; jugaba pelota con algunos ex colegas y amigos, era una persona bien intencionada y lamento mucho, en lo personal, que no pueda decir más de él. Sé que tiene niños pequeños, hoy huérfanos de padre.
Lo que podemos hacer juntos es ponernos en su lugar, recorrer sus últimas horas vida, un ejercicio duro, pero necesario.
Glider se sentía mal, tenía los síntomas que la hoy cuestionada Organización Mundial de la Salud reconoce para el Covid-19: fiebre, tos, malestar corporal, problemas respiratorios.
Con este cuadro, y según información del diario El Comercio publicada el 17 de abril, se dirige al Hospital Regional de Pucallpa donde le practican la prueba rápida para el Covid-19 teniendo resultado negativo, por lo que lo envían a su casa.
Al persistir su malestar, decide ir al Hospital Amazónico de Yarinacocha, a 6 kilómetros de distancia del primero. El video que observamos con el efectivo policial corresponde a este hospital, aquí Glider solicita que lo atiendan y el policía, sin ningún criterio, ni protocolo, le pide retorne al hospital de origen.
Con la mano en el pecho y 51 años encima, agotado sin poder hablar con energía y evidentemente enfermo, pide una y otra vez lo atiendan: ¡por qué me maltratan, no me siento bien, no puedo respirar! Él, que ya no está, que se fue de manera violenta, herido no por un proyectil de plomo, esta vez el balazo letal ha sido uno de indiferencia de indolencia pura; tuvo que recorrer 5.5 km más para ser internado en el Hospital de Pucallpa de EsSalud en donde fue ingresado sólo para morir.
Largo camino, para un enfermo, largo camino para la salud. El 13 de abril, Ucayali tenía 13 diagnosticados positivos, hoy viernes, que escribo esta columna, son 56 los contagiados y dos personas fallecidas. Pero son solo cifras, cifras como esta: 80,000 pruebas rápidas practicadas por el Gobierno, ¿cuántos errores más hay?
Una de esas cifras tiene un nombre difícil de pronunciar: Glider Ushñahua Huasanga. No importa si fue abogado, juez, Decano del Colegio de Abogados o parlamentario, solo recordaremos que este padre, hijo, hermano y esposo caminó más de 11 kilómetros para buscar asistencia médica y se la negaron.
Que descanses en paz!