¡No se deje engañar!
Mucho cuidado con ese doble juego político del comunismo, amable lector. La estrategia de los rojos es, característicamente, falsaria. Dicen lo que NO hacen y hacen lo que NO dicen, con tal de marear a la perdiz y avanzar en su derrotero, hasta alcanzar el destino final que se trazaron. Castillo, Cerrón, Bermejo, Bellido y todos quienes componen el régimen comunista/senderista que, tramposamente, se instaló en el poder -gracias al favor de otro comunista apellidado Salas Arenas, que aún preside el JNE- son marxistas del mismo cuño. Es decir, de la variante gestada y tropicalizada en La Habana por el castrismo. De manera que no se deje usted engañar por ese cuento del “bueno y el malo”, que emplean con maestría estos sujetos, cuyo único propósito es instalar un régimen de gobierno copia y calco del comunismo sudaca reinante en la ahora triste, hambreada y carcelaria Venezuela.
Después de haber presentado ante el Congreso -de manera grandilocuente- un inconstitucional proyecto de ley para imponer, por la puerta falsa, ese espolón de proa marxista llamado asamblea constituyente, Pedro Castillo, firmante de aquel torpedo a la democracia, adoptó anteayer la pose del “bueno”. Puesto contra las cuerdas tras la firme actitud mostrada por un sector importante de la oposición -y repitiendo un libreto indudablemente escrito por el servicio de inteligencia cubano, encargado de manejar como polichinela al pobre Castillo para engañar a los peruanitos tontos- el inquilino de palacio dijo lo siguiente, evidentemente no escrito por él: “El Perú tiene que mirarse hacia adentro, tiene que mirar su riqueza y tiene que agendar los temas emergentes, como la salud, como el tema agrario (sin mencionar el minero) y como los problemas ‘emergentes’ que hemos considerado.”
Ello ocurrió inmediatamente después de que Vladimir Cerrón, quien verdaderamente maneja todos los hilos del poder, dijese: “Hay una tercera vía (para cambiar la Constitución al margen de que la convoque el Congreso). Es que el Ejecutivo haga un proyecto de ley y lo mande al Legislativo. Si este lo rechaza, se vuelve a presentar por insistencia; y si se rechaza la insistencia, ya se hace cuestión de confianza del gabinete; y cae el gabinete. Ya sabemos qué pasa constitucionalmente cuando esto ocurre”, adornando esta amenaza con aderezos como que “con una nueva Carta el pueblo tendrá alimentación, casa, educación, salud, etc., a precios asequibles, porque el régimen comunista implantará el control de precios y acabará con la economía de mercado. Tras ello, los empresarios nunca más volverán a manejar la economía.” Este amedrentamiento despertó miedo en sectores importantes de la sociedad, pero asimismo saltaron las alarmas en el equipo asesor de palacio de gobierno para embutirnos la constitución chavista. Por las buenas o las malas. El resultado fue esa “toma de distancia” lanzada por Castillo, seguramente sin conocer lo que decía; pero debía hacerlo porque así lo dicta la estrategia cubana.
De manera que no se ilusione con este tipo de viejas jugarretas, amable lector. Velasco Alvarado asimismo manipulaba maquiavélicamente a ministros, como Jiménez Lucio, para engatusar a la sociedad.
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