No tiene arreglo

Aunque la realidad muestra todos los días que la única alternativa viable para evitar que el Perú se hunda en un abismo insondable es la vacancia de Pedro Castillo y sus secuaces, la institución capacitada para desalojarlos del Gobierno, el Congreso, sigue paralizado porque algunas bancadas seducidas, engatusadas o compradas, no toman la decisión que puede salvar al país.

Porque como bien adelantó el último impresentable que Castillo designó como PCM, la intención de los comunistas encaramados en el poder es cerrar el Congreso. Lo dijo en un arranque de soberbia y a la vez de desesperación, con lenguaje y ademanes de matón, pero reveló lo que algunos observan y vaticinan desde el principio: una gavilla como la que domina el Gobierno ahora, no puede coexistir con un Parlamento que no esté absolutamente controlado.

Ellos no pueden tolerar la crítica, ni el control político, ni las investigaciones que eventualmente puede realizar el Congreso, porque además de comunistas, son ineptos y corruptos.

Las expectativas que, sobre todo, los caviares de todas las tendencias vendieron desde el comienzo, eran obviamente infundadas. Ellos decían que Castillo podía cambiar, que podía aprender, que se podía moderar, que podía escoger un buen equipo de gobierno y suplir de esa manera su indeclinable incapacidad.

Eso, por supuesto, era una grosera mentira, pero que ellos difundían interesadamente para obtener ministerios y prebendas, cosa que consiguieron.

El Gobierno no tiene arreglo no solo por la absoluta ignorancia e ineptitud de Castillo, sino porque las facciones que lo respaldan y rodean no van a cambiar ni tampoco él puede prescindir de ellas.

Están los “dinámicos del centro”, una pandilla de delincuentes ideologizados y con experiencia en el latrocinio en Junín y otros lugares, duchos en evadir la justicia, como su líder, que sigue libre, o “Pinturita” y su banda que fugaron con la protección del Gobierno.

Concurren también los chotanos y compinches del magisterio, cuatreros de poca monta que, deslumbrados por las inmensas posibilidades que se les abren, han entrado a saquear todo lo que pueden.

Ejemplos de esa morralla son el ex secretario, la mano derecha de Castillo, Bruno Pacheco, y el sobrino Fray Vásquez Castillo, que falsificó un certificado médico para no concurrir al Congreso y que se movilizaba en enormes camionetas de una empresa de seguridad de propiedad de un individuo de la calaña de los anteriores.

Tienen una enorme influencia individuos como Guillermo Bermejo -sindicado por la Dirección Contra el Terrorismo de la Policía como socio de los narcoterroristas del Vraem e increíblemente absuelto por el Poder Judicial-, que es el que recomendó a su compinche Héctor Valer para PCM. Y los senderistas del Movadef-Conare-Fenate.

Esa es la gente de confianza de Castillo, ese es su mundo. Y esa caterva es la que ha llevado a otros como ellos a los puestos más importantes del Estado, destruyendo sistemáticamente lo poco de institucionalidad que queda.

El tiempo se acaba, tienen que vacarlo ya.

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