Nos mintieron
El legado que dejó Churchill a la humanidad, al asumir el cargo de primer ministro del Reino Unido, fue haber dicho la verdad a la población y convocar a todos los sectores para, juntos, enfrentar una guerra.
En el Parlamento, pronunció un discurso dramático pero realista, ofreciendo sólo “sangre, sudor y lágrimas”, y convocando a los británicos para unidos dar batalla por la vida y la libertad, esfuerzo que sería coronado con la victoria.
Recuerdo ese histórico legado ahora que el Perú está en guerra, no contra fuerzas militares, sino contra un expansivo e invisible virus letal que ha matado miles de peruanos, entre ellos 170 policías y 52 médicos, acrecentado la miseria y el desempleo, la angustia y el temor de nuestras familias, recluidas en sus viviendas desde hace tres meses, con estado de emergencia, cuarentena y toque de queda.
Las cifras de la devastación, sin embargo, son alarmantes. La pobreza se elevará de 6 millones 600 mil a 8 millones; el desempleo en Lima, estimado por INEI en 1 millón 216 mil ciudadanos, puede alcanzar dos millones y medio a nivel nacional; las remesas del exterior, que el 2019 fueron de 3,326 millones de dólares, se reducirán en 600 o 700 millones y la caída de un 15% del PBI anuncia una catástrofe mayor.
Son tiempos aciagos, tristes, confusos, donde el gobierno ha jugado aviesamente con cifras de fallecidos y contagiados, ocultando graves carencias de los hospitales, falta de camas, pruebas moleculares y unidades de oxígeno.
El presidente nos agotó en la televisión hablando de martillazos, picos y mesetas, regulares e irregulares, con mensajes cargados de estadísticas erradas y proyecciones fallidas, al mismo tiempo que encuestas no creíbles disparaban su popularidad hasta un 80%.
La verdad, empero, es que somos el país con mayor caída del PBI del hemisferio y más muertos en el mundo, en proporción a sus habitantes.Y pueden venir peores momentos, porque la inversión pública se ha contraído en 72.7%, la recaudación tributaria en 41.2% y los ingresos del gobierno reportan 7 mil 761 millones menos en abril.
El pueblo, sin embargo, aceptó el sacrificio de inmovilizarse, pero el gobierno no nos dijo la verdad y el mandatario se encerró en su impenetrable caparazón, en un círculo político íntimo, rechazando designar un gabinete de concertación constituido por personalidades fiables y de acreditada foja de servicios, y dialogar con todos los sectores, como recién empiezan hacerlo el día 88 de la crisis. Peor aún, para eludir culpas, responsabilizó al propio pueblo del crecimiento de contagiados y en lugar de admitir errores para combatir la pandemia y escuchar con respeto voces críticas, las desecharon de un portazo.
En suma, Vizcarra pasará a la historía por hacer todo lo contrario de lo que aconsejó Churchill y por pretender convertir al país en un laboratorio de sicosociales, con los funestos resultados que conocemos.