Nos volvieron a la barbarie
Es inaceptable lo que el presidente Pedro Castillo ha hecho con el país, nombrando como ministros y en el premierato, este último el vocero oficial del Ejecutivo después del jefe del Estado, de acuerdo a la Constitución, a personas sindicadas como agresores de mujeres, con denuncias que obran ante la Policía Nacional del Perú y que dieron mérito a las llamadas “Medidas de Protección”, expedidas por el Poder Judicial, en plena vigencia de la Ley N° 30364 que previene, erradica y sanciona toda forma de violencia contra las mujeres por el solo mérito de serlo, y contra los miembros del entorno familiar, indistintamente ésta se presente en el ámbito público o privado, la misma que data del 2015.
Y es inaceptable, porque hemos salido de una sociedad mejor para entrar a la barbarie, a la “Ley del más fuerte”, desde Palacio de Gobierno se toman decisiones en contra de Políticas Públicas a riesgo de exacerbar el efecto “Imitación” en los casos de violencia contra la mujer, porque ese es el funesto mensaje que se proyecta al país, esa es la lectura entrelíneas que nos deja estas designaciones y el emperrechinarse a mantenerlos en sus cargos, al menos al cierre de esta columna, por parte de aquel que los nombró, el presidente Pedro Castillo, irónicamente profesor y rondero, algo así como “pega nomás”, “impón tu autoridad de macho, de jefe de familia con los tuyos, si fuera necesario a golpes y patadas”, “el que ronca en casa eres tú”, “métele a tu familia su chiquita y te respetarán”, “tranquilo, nada te va a pasar y hasta ministro llegarás”.
¿Qué podrá pensar una víctima de violencia de género al ver que los involucrados por actos de agresión contra su pareja y el entorno familiar son premiados con un cargo de ministro de Estado?, ¿qué confianza podrá tener en alzar su voz, romper el terror que siente frente a su victimario y denunciarlo ante las autoridades, si a la cabeza de los ministerios y del Consejo de Ministros, están otros tantos, denunciados por lo mismo y gozando de todo el poder político?, ¿quiénes se pueden sentir más empoderados con estos nombramientos, los agresores o las víctimas? Estimo que los agresores pensarán ahora sí nada me pasará, este Gobierno me representa, lastimosamente.
El señor Pedro Castillo, intencionalmente o no, nos ha hecho a todas las mujeres, la esposa y la hija del aún primer ministro. “Tocan a una, tocan a todas”. Si el Congreso no detiene esta barbarie, lo hará la gente en las calles ejerciendo su derecho constitucional a la protesta pacífica. Y a todo esto, ¿cómo estaremos siendo vistos en el mundo, si el referente de los países son sus presidentes y primeros ministros? ¡No hay lugar para agresores!
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