Nubarrones en el ambiente

Como van las cosas, de sólo imaginar lo que podría ocurrir en las próximas elecciones generales nos produce temor y desconcierto. Si esto no se corrige en el camino y los líderes de partidos y movimientos políticos no se ponen de acuerdo con sensatez y amor al país no sabemos si iremos directamente camino al caos social y total desgobierno. No es posible saber que ya tenemos, a la fecha, 30 agrupaciones reconocidas, oficialmente, por el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) y habilitadas para participar en los próximos comicios generales. Se tratará, entonces, de un proceso con el mayor número de candidatos a la presidencia de la República. Nunca visto en nuestra historia.

A los partidos como el Aprista Peruano y el Popular Cristiano, que ya recuperaron su inscripción, se suma otro de similar trayectoria como Acción Popular, con doctrina y propuestas programáticas que uno las puede encontrar fácilmente en libros o folletería diversa, publicada en los años de su vida institucional. Organizaciones que tienen la particularidad de haber llegado al gobierno en elecciones democráticas o haber formado parte de un cogobierno por decisión de sus respectivos comités políticos nacionales. Sin embargo, ello no garantiza ahora que la democracia esté a salvo o se vea fortalecida a futuro, debido al archipiélago de agrupaciones que se hallan en el partidor. En este universo, el expresidente Alberto Fujimori no se queda atrás.

Otros 16 movimientos se encuentran en la cola a la espera de que el JNE las valide. No se trata, propiamente, de partidos serios capaces de exhibir trabajos de investigación de nuestra compleja realidad. Ni organizaciones conformadas por militantes interesados en cambiar y mejorar la situación, combatiendo de raíz la pobreza. Nada de eso. Se trata de logotipos, símbolos o marcas registradas ante el JNE con el propósito de servir de cobijo para algún aspirante solitario que aspire llegar a palacio de Gobierno o al congreso de la República, o los gobiernos regionales o municipales, según sea el caso.

Las reglas de juego han cambiado. En mucho tiene que ver el Congreso con las modificaciones normativas aprobadas en dicho poder. La cantidad de partidos que ingresarían al ruedo electoral para el 2026 alterarían enormemente los requisitos para ingresar, por ejemplo, a una segunda vuelta electoral.  Si antes los dos partidos que pasaban a competir el ballotage con un 25% o 30% de apoyo, ahora ese porcentaje se podrá reducir, seguramente, a sólo un dígito de respaldo electoral.

Por otra parte, en segunda votación, la Comisión Permanente del Congreso aprobó esta semana, contra viento y marea, el dictamen del proyecto que propone precisar la aplicación y alcances del delito de lesa humanidad y crímenes de guerra en la legislación peruana. Según el autor del proyecto, congresista Fernando Rospigliosi, el objetivo de la norma es “restaurar la legalidad en el Perú”, la que hará que “se repare una injusticia” con decenas de militares y policías, principalmente, que vienen siendo procesados desde que se enfrentaron al grupo terrorista de Sendero Luminoso.

La medida considera la entrada en vigor del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional en el Perú y la Convención sobre la imprescriptibilidad de los crímenes de guerra y de lesa humanidad, de conformidad con los principios de legalidad y de prohibición de retroactividad, se dijo al debatir la propuesta en el parlamento.

La Comisión Internacional de Derechos Humanos había solicitado al Congreso abstenerse de aprobar dicho proyecto “debido a que es contraria al derecho internacional y “desobedece abiertamente” sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos”, pedido que fue rechazado por el Congreso de la República en atención a lo que dispone nuestra Constitución que el Perú es una “república democrática, social, independiente y soberana” y que el Poder Legislativo es “independiente en las decisiones que por mandato constitucional y legal le corresponden”, rechazando, en consecuencia, en comunicado público, “cualquier forma de intromisión nacional o extranjera en nuestras decisiones”. Se trata de un gesto de soberanía.

Hoy día del maestro, envío un caluroso saludo a quienes con esfuerzo y cariño orientan a nuestra niñez y juventud en los valores que les ha de servir para su buen desempeño dentro de la sociedad. Feliz día a todos los maestros, en especial a Milagros, mi hija.

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