Nubarrones en palacio

Mientras los fiscales avanzan, a paso firme, con sus investigaciones contra la que consideran una red criminal, cuya cabeza sería el presidente Pedro Castillo, éste se parapeta en discursos, cada vez más altisonantes y provocadores, contra aquello que considera un complot de los “vacadores”, integrados por los congresistas de oposición, la Fiscalía de la Nación y ciertos medios de información, que buscan, desde el primer día útil de su gobierno, sacarlo de palacio, porque nunca aceptarán que un campesino y profesor humilde de escuela rural, haya llegado a la casa de Pizarro, según repite en cuanto escenario público tiene a la vista. Pareciera que el mandatario sigue en campaña política permanente, esta vez, de defensa personal y de su familia, olvidando que fue elegido para gobernar para todos los peruanos.

No hay circunstancia que no aproveche para repetir, cual letanía memorizada, que él es inocente, que las acusaciones contra su persona y su familia han sido fabricadas por los “vacadores”, que él no ha llegado al poder para robar, sino para transformar al país, de la mano del pueblo, que de tanto mencionarlo, ha convertido esta palabra en un vocablo sin contenido, ajeno a la realidad, puesto que él cuando se desplaza, se cuida de estar rodeado y protegido por centenares de policías y elementos de seguridad, a quienes se ha sumado, una extraña portátil de ronderos, que impiden a que los ciudadanos de a pie, se acerquen al mandatario y menos, por cierto, los periodistas, a quienes insultan, empujan, y agreden permanentemente.

Esta semana, la confrontación del jefe de Estado y sus más destacados defensores, los ministros de Trabajo y de Justicia, además del presidente del Consejo de ministros, se enfrentaron con los operadores de justicia, especialmente, con los fiscales que tienen abiertas seis carpetas de investigación por supuestos actos de corrupción y otros delitos del presidente, su familia y su entorno más cercano de colaboradores, desde las instalaciones de palacio de gobierno convertido en una especie de trinchera de combate, desde donde Castillo se dirige, en tono amenazante, a quienes los están investigando, para advertir que el pueblo será movilizado, en abierto desacato de la ley y el orden.

“Sé que sacarán de todo para seguir golpeando a mi familia, a mis padres, hermanos, es parte de la lucha, pero no me van a doblegar. El caso de mi hija Yenifer (Paredes) es parte de la vida política, y sé que junto a ustedes saldremos adelante para lograr un país más justo”, expresó Castillo, dirigiéndose a supuestos dirigentes de organizaciones populares, a quienes había invitado a palacio. El presidente del Consejo de ministros, Aníbal Torres, no se quedó atrás. El alto funcionario, tuvo también una intervención confrontacional, en el mismo acto en Palacio de Gobierno. “Si cada uno de ustedes, con esa energía, con esa capacidad, con esa voluntad que tiene para defender los intereses de sus hijos, de los hijos de sus hijos, con esa voluntad; trajeran a Lima 50 personas cada uno, harían arrodillar a los golpistas. Obligarían a los golpistas para que tengamos una Constitución que beneficie a todos los peruanos y no solamente a una determinada clase, a un sector del poder económico”, dijo en su discurso.

La intervención del presidente del Consejo de ministros fue considerada, por algunos sectores del congreso como una incitación a la violencia, por la cual decidieron convocarlo al Pleno del congreso para que explique, en detalle, el sentido de su alocución.

La fiscal de la nación, Patricia Benavides, respondió de inmediato y con mucha energía, en acto que fue respaldado por importantes sectores de la población, señalando que los actos que realizan se ciñen a la Constitución. “Cada acto de investigación, requerimientos y disposiciones (de los fiscales) se sustentan en evidencias. Todos somos iguales ante la ley, todos los fiscales respetamos la Constitución”, señaló en un breve mensaje a la nación.

La entrega de Yenifer Paredes, cuñada del mandatario, a la fiscalía causó, igualmente, revuelo en la opinión pública. Castillo y sus ministros Torres y Salas, elevaron a la joven acusada a la condición de “heroína”. “En estas gestas tiene que haber sacrificios. Yenifer se está sacrificando. Inocentemente está siendo maltratada, privada de su libertad”, dijo el titular del Consejo de ministros.

Lamentable posición de quienes deben actuar con ponderación, dada su condición de altos funcionarios del Estado. De capitán a paje, efectivamente, somos iguales ante la ley, esta premisa constitucional parece ser que no está dentro de sus prioridades. Grave error.

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