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Nuestra estabilidad internacional
El periodista y escritor Andrés Oppenheimer, en un reciente artículo, llama a nuestra atención el hecho de que, a pesar de las turbulencias políticas, la economía en el Perú ha mostrado una sana estabilidad. Esto es atribuible, en gran parte, a la vigencia de instituciones como el Banco Central de Reserva, que reúne a un numeroso equipo de profesionales calificados. Pero principalmente –así lo considero- esta estabilidad se debe a la raigambre y solidez institucional de la Cancillería, que asimismo agrupa a profesionales de excelencia. No hay que olvidar que nuestros diplomáticos actúan, con eficiencia y constancia, en el contexto de la comunidad internacional, marcado por una alta complejidad así como competitividad, también afectada por la violencia y guerras Hay en el mundo de hoy naciones afectadas por muchas carencias.
La democracia, hoy más que nunca, tiene valor internacional. Se protege en la medida que se mantenga en la línea de los ideales que cada pueblo espera de ella. No se puede entonces renunciar a la libertad y dignidad, así como a una justicia que emancipe al individuo de todo intento de totalitarismo. Debe más bien toda democracia propiciar una economía de libre mercado. Es el supuesto para que una sociedad se desarrolle en paz, bajo los esquemas de un Estado de Derecho. Por ello la democracia es promovida y resguardada internacionalmente.
En este aspecto la Cancillería, a través de un Servicio Diplomático profesional, viene desarrollando un importante papel en la preservación de principios y valores, así como en resguardo de los intereses permanentes del país.
Nuestra Política Exterior es de Estado, y se afirma en el marco del respeto al Derecho Internacional. La falta de estabilidad en política interna no ha mermado la continuidad de nuestras relaciones internacionales con los principales países y organismos internacionales del mundo. Más bien hubo una firme y oportuna decisión en defender nuestra soberanía, con el vigor necesario, frente a actitudes equivocadas de dos o tres políticos de la región. Así mantuvimos intactas, y con mayor prestigio aun, nuestras relaciones en el campo político, económico y cultural con la más amplia mayoría de naciones. Generando confianza en el Perú y su futuro. Esto es también un elemento importante a destacar para el logro de esta estabilidad económica, expresada en un relativo nivel bajo de inflación –menor que en Europa- y un índice cambiario con monedas extranjeras sin altibajos dramáticos que perturben el normal desarrollo del comercio exterior.
Un interesante estudio propiciado por la Fundación Adenauer de Alemania, aparecido recientemente, nos recuerda asimismo que existe en el Perú una dinámica económica informal, al margen de la ley. Es indudable que se hacen necesarias, sin mayor dilación, importantes reformas que permitan una mejor integración de intereses, evitando la marginación o exclusión, y así recuperar la confianza en el manejo de la política interna que el Perú perdió hace años.
En este anhelo hay que tener en cuenta que no solo se debe hacer cambio de formas, sino que, a la par, es indispensable mantener criterios y actitudes profesionales e institucionalizados, que propicien tanto la estabilidad internacional como la económica, que van, sin duda, de la mano.