Nuestros congresistas ¿son realmente capaces?
Los electos congresistas son peruanos que han cumplido 25 años; representan a la nación como lo establece el artículo 14° del Estatuto de los Congresistas. Deben tener vocación de servicio a la Patria con transparencia, honradez, veracidad, respeto, tolerancia, responsabilidad, democracia, objetividad e integridad y justicia. Gozan de inmunidad y no están sujetos a mandato imperativo. El Congreso de la República da leyes y resoluciones legislativas, así como interpreta, modifica o deroga las existentes. Debe velar porque se respeten la Constitución y las leyes y disponer lo conveniente para hacer efectiva la responsabilidad de los infractores. También aprueba los tratados, de conformidad con la Constitución. Por ende, el congresista participa en esas funciones y personalmente tiene responsabilidades. Para cumplir con esas funciones, se entiende, debe poseer la capacidad suficiente y conocer tanto la Constitución como las normas que rigen al Congreso. Se supone que desde que postuló tenía el conocimiento suficiente de las responsabilidades del Congreso y de los problemas, no solamente de su región, sino de los nacionales. Su labor es exclusiva y a tiempo completo debiendo participar en el Pleno, Comisión Permanente y las comisiones de las que forma parte sin perjuicio de coordinar con su grupo parlamentario y la debida atención a ciudadanos y organizaciones sociales, también cumplir funciones en la Directiva del Congreso, si fuera elegido. Debe respetar las incompatibilidades y prohibiciones señaladas en su Estatuto. La ciudadanía espera que cada congresista para su labor tenga la capacidad necesaria (cuenta con asesores que son profesionales).
Lamentablemente el actual Congreso de la República ya no goza del respaldo mayoritario de la ciudadanía. De las 10 bancadas del 28/07/2021, ahora son 13. Se van dividiendo, evidenciando inestabilidad política y la ineficacia de los partidos políticos. 39 congresistas han cambiado de “bancadas”. En conjunto e individualmente los congresistas exhiben ineficacia para resolver los problemas nacionales aprobando leyes necesarias. Hay carencia de nuevas inversiones de empresarios nacionales y extranjeros y consecuentemente falta de nuevos centros de trabajo que capten mano de obra. Desde antes de su elección la moneda nacional fue perdiendo su valor (y poder adquisitivo), los servicios públicos de salud, educación, seguridad y otros siguen ineficaces. En conjunto los congresistas están “más preocupados” en la confrontación política con el Ejecutivo. Si tuvieran objetivamente la capacidad política, económica y social se ocuparían de solucionar eficientemente los problemas regionales y nacionales.
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