Nueva farsa de Maduro
El mundo sigue perplejo. Este quizás ha sido el fraude más desvergonzado y abierto perpetrado por el dictador Nicolás Maduro en Venezuela, para quedarse en el poder y seguir sometiendo a su pueblo con el apoyo de los mandos militares, las fuerzas paramilitares generadas por el gobierno y las autoridades claves de la sociedad como el Poder Judicial y los fiscales que se encargan de llevar a juicio a los opositores que tienen la valentía de enfrentarse al gobierno y meterlos presos. Sin embargo, esta parece ser también la hora decisiva y final de Maduro, en cuyos hombros pesa la muerte de venezolanos en la protesta sostenida en las calles, de cientos de ciudadanos presos por exigir transparencia en el proceso electoral reciente, de hombres y mujeres que claman apoyo para terminar, de una vez por todas, con la feroz dictadura enquistada desde hace varias décadas en Venezuela.
El Perú estuvo presente a través de la firme posición de nuestro canciller, Javier González-Olaechea, quien tuvo el coraje de cuestionar ante la Comisión Permanente de la Organización de los Estados Americanos (OEA) a los países que se abstuvieron de votar por una resolución que exigía al gobierno de Maduro publicar las actas de las elecciones presidenciales, que según todas las evidencias dio por ganador al candidato de la oposición, Edmundo González Urrutia.
Frente a ese escenario, el canciller peruano dijo con voz grave: “Nuestros ciudadanos, especialmente los jóvenes, no nos creen a los políticos, no creen en la democracia, no creen en el sistema representativo, porque ven once abstenciones de países que han suscrito el Pacto de Bogotá, en cuyo primer artículo se dice, todos aquí comprometidos, a sostener la democracia como valor fundamental de sus regímenes”.
Mientras la lideresa opositora venezolana, María Corina Machado, agradecía a nuestro canciller, por su “firme defensa a la causa democrática” frente al fraude electoral que intenta consumar Maduro, el secretario de la OEA, Luis Almagro, anunciaba que presentará cargos ante la Corte Penal Internacional, con sede en La Haya, para que se impute y emita una orden de arresto contra Nicolás Maduro por el “baño de sangre” que anunció durante la campaña presidencial en Venezuela y se ha cumplido. “Maduro prometió un baño de sangre y lo está haciendo. Es el momento de presentar cargos de imputación y orden de captura por parte de la Corte Penal Internacional contra los principales responsables, incluido Maduro”, señaló Almagro en su cuenta personal de X, vamos a solicitar la imputación de esos cargos con orden de aprehensión”, precisó.
Es, a todas luces, un clamor de los países democráticos del mundo que el dictador venezolano se niega a escuchar, mientras que para el jefe de la diplomacia norteamericana para el hemisferio occidental, Brian Nichols, el candidato opositor en Venezuela, Edmundo González Urrutia, había derrotado a Nicolás Maduro, reconociéndolo como el nuevo presidente de Venezuela.
El Centro Carter precisó que el presidente del Consejo Electoral Nacional, Elvis Amoroso, amigo íntimo de Maduro, señaló en horas de la noche que ya contaban con las actas del 80% de las mesas electorales que le permitieron decir que había ganado el candidato Maduro y proclamarlo como tal, pero no tiene ese 80% de actas para publicarlas. Hay algo que no cuadra ahí. “Uno de los principios básicos en el que se sustenta todo proceso electoral es el de la transparencia y aquí nada de eso se ha visto”, expresó Patricio Ballados Villagómez, subjefe de la Misión del Centro Carter en Venezuela. Y curiosamente, para los “veedores” peruanos, cuatro congresistas de izquierda radical, las elecciones en Venezuela les parecieron limpias y transparentes. Así estamos.
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