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Nuevamente abandono del niño

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Fecha Publicación: 23/03/2019 - 21:20
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Hace tiempo dijimos que tenía que haber preocupación inmediata por el tema que había dejado el fenómeno del Niño, incluso advertimos que podría presentarse un fenómeno que cause estragos nuevamente y que no habiendo reconstrucción inmediata seria grave e imperdonable que el Gobierno deje que uno alcance al otro, aumentando la desesperación, angustia, soledad, sufrimiento y destrozos económicos en los hogares de nuestro Perú como en su infraestructura.
El Ministerio de Transportes pareciera que ha sido el más atractivo para los temas de corrupción, no es ajeno que ahora se hable del club de los constructores, algunos lo han llamado el club de la corrupción. Esto tiene décadas, inclusive se ha sostenido entre broma y seriedad que muchos de estos protagonistas empresarios de la construcción decían que “cuando no había huaicos, tenían que crearlos” para poder gozar de algo en la declaratoria de emergencia en las zonas dañadas por naturaleza, y esto naturalmente es una preocupación inmediata y obligatoria de un gobierno; pero además, facilita la corrupción porque quedan sin efecto las licitaciones, convocatorias, concursos y se da facultad al Gobierno en muchos casos trasladado a los gobiernos regionales y hasta gobiernos municipales de acuerdo a la proyección de la obra y la necesidad urgente de la misma de que se otorgue directamente, reitero, sin licitación ni concursos.
Artículo 165 Constitución.- Las Fuerzas Armadas están constituidas por el Ejército, la Marina de Guerra y la Fuerza Aérea. Tienen como finalidad primordial garantizar la independencia, la soberanía y la integridad territorial de la República. Asumen el control del orden interno de conformidad con el artículo 137 de la Constitución.
En muchas oportunidades los puentes Bayle han sido puestos por el ejército. Pienso y traslado con ustedes una inquietud: ¿no creen que sería conveniente Sr. Presidente, señores miembros del Congreso, autoridades importantes tanto regionales y locales, pueblo mismo, que debería disponerse –en esta circunstancia– que nuestra Fuerza Armada colabore directamente en la reconstrucción de nuestro país en todos los daños que se han presentado?
El Ejército, por ejemplo, no va a costar al Estado lo que le cuesta Odebrecht y/o Graña u otras empresas, no va a estar expuesto –suponemos– a la corrupción que se presenta en estos casos, y sin duda que su trabajo será técnico y de calidad; creo que, cuando el club de la corrupción atenta con la mirada a ver cómo va a participar en estas emergencias, nuestro Ejército debe apoyar directamente, como lo he sostenido, y nos dé los resultados que permitan que al no haber gastos excesivos se inyecten inversiones para mejorar el material del cual requiere nuestras Fuerzas Armadas para su participación en tiempo de paz.
Basta ya de empresas que se forman con mil soles de capital y a las que se les entregan obras que requieren miles y miles de millones. Todo intento no hace daño; más aún, cuando se trata de servir a nuestro país. ¡NO A LA IMPUNIDAD!