Nuevamente crisis e incertidumbre
El título de mi artículo de la semana pasada “Es necesario solucionar nuestra crisis”, expresaba el deseo de millones de peruanos que están cansados de apreciar que el gobierno de Castillo sólo nos ha traído: crisis, desesperanza y destrucción del país, además me permito reiterar lo expresado al final de mi artículo “que para solucionar la continua crisis, es prioritario prescindir legalmente del presidente Castillo, continuar con su vicepresidenta, sin enfrentamientos, realizando amplios convenios democráticos que unan al Perú, retornando con fuerza a su desarrollo en paz”.
Con alegría y esperanza mayoritarias, se produjo inesperadamente la salida de Castillo, después que diera un mensaje a la Nación sin respetar la Constitución, la gobernabilidad ni la estabilidad del país, proclamándose como un presidente dictador.
El mensaje precisaba entre otras decisiones inconstitucionales, el cierre del Congreso, la reorganización del Poder Judicial, Ministerio Público (Fiscalía), Tribunal Constitucional y suspender varios derechos ciudadanos.
Este mensaje inconstitucional implicaba un golpe de Estado, lo escuché por radio al retornar de Chilca a Lima, generándome una preocupación por el futuro del país, por nuestras actividades y familias, la pérdida de nuestras libertades, entre otros aspectos negativos.
Ya entrando a Lima, la calma y esperanza de que el golpe fracasaría comenzaron a presentarse, al escuchar las fuertes y coherentes protestas de los diferentes locutores de las radios al repetir continuamente: “esto es un golpe de Estado inconstitucional y no se puede aceptar” y, sobre todo, al analizar que después de media hora, el Congreso seguía operando sin que la Policía ni las FF.AA. lo hubiesen cerrado; demostrándonos que estas importantes instituciones seguían manteniendo su respaldo a la gobernabilidad y a la Constitución, lo que merece un reconocimiento por defender nuestra democracia.
Vinieron las renuncias de sus ministros, sus abogados y, finalmente, las imágenes e informaciones que Castillo y su familia abandonaban Palacio de Gobierno, rumbo a recibir asilo de México, el que fue frustrado por la PNP, quienes llevaron a Castillo a la Prefectura y en paralelo, el Congreso resolvió su vacancia con 101 votos y proclamaron a la vicepresidenta Dina Boluarte, como la primera mujer presidente del Perú, iniciando su gobierno pidiendo unión y tregua. Conformando su primer Consejo de Ministros, profesionales, pero en gran parte desconocidos. Instalándose con rapidez el nuevo gobierno.
Lástima que después de salir de Castillo y su discutible e irascible asesor Aníbal Torres, nuevamente la izquierda recalcitrante del Perú planteó fuera de toda realidad, que Castillo había sido obligado, drogado a leer el manifiesto del golpe de Estado, iniciándose fuertes e incontrolables protestas en gran parte del país, con cierre de las carreteras, tomando como rehenes a miles de peruanos que se transportaban y lamentables pérdidas de vida, que obligaron al nuevo gobierno a aceptar nuevas elecciones dentro de 15 meses.
Sin duda, en un país fraccionado con continuos enfrentamientos, con Castillo preso, con una nueva presidenta y Consejo de Ministros, llevarnos a nuevas y prontas elecciones sin haber reformado el sistema electoral, sin partidos políticos, ni buenos candidatos y con el pedido de una nueva Constitución, continuaremos en crisis e incertidumbre, produciendo otra complicada e inoportuna paralización del país. Dentro de este panorama, el futuro del Perú no es esperanzador.
Finalmente, esperemos que mis últimas apreciaciones sobre nuestro futuro, sean exageradas y así como hemos salido del terrorismo, de fuertes crisis inflacionarias y de otros golpes de Estado, el Perú logre un gobierno de unión, tranquilidad y progreso.
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