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Nuevamente, desastres

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Fecha Publicación: 28/02/2020 - 21:50
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La historia se repite. Más parece un libreto trágico que, año tras año, se vuelve a poner, nuevamente, en escena por estos meses en gran parte del país: lluvias torrenciales, deslizamientos y huaicos que arrasan viviendas y tierras de cultivo, puentes viales que se vienen abajo, aislando pueblos unos de otros, vidas humanas que se pierden, horror, terror y desesperación de cientos o miles de personas damnificadas. Y un Estado que carece de políticas públicas y articuladas de prevención adecuadas para estos casos, antes que acciones reactivas frente al peligro ya existente.

Si bien el Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci) exhortó, a principios de año, a la población y a los gobiernos regionales y locales a seguir una serie de recomendaciones sobre medidas de prevención “frente a la ocurrencia de intensas lluvias en la sierra centro y sur”, como se lee en su portal, poco se hizo, al parecer, porque muchos pequeños poblados han sufrido las consecuencias de un fenómeno climático. En muchos de esos casos vemos que los pobladores se habían instalado en zonas del cauce de algún río seco o una quebrada de previsible peligrosidad, poniendo en riesgo sus propias vidas, a vista y paciencia de las autoridades que nada hicieron por evitar esos desatinos.

Mientras escribíamos el artículo veíamos que las inundaciones en Moquegua alarmaban a la población o que en Arequipa más de 80 viviendas resultaban afectadas en el distrito de Paucarpata y 400 personas resultaron afectadas por el deslizamiento de lodo y piedra ante la crecida de una torrentada a causa de las intensas lluvias.

A su vez, en el distrito Cerro Colorado, en la carretera hacia Puno y Cusco, un derrumbe interrumpió la vía, aislando poblados unidos por esa red vial. Más de 40 metros de carretera colapsaron a la altura del puente Monserrat, obligando a los pasajeros, de uno y otro lado, a continuar la ruta a pie. Por otro lado, hay también daños colaterales a consecuencia de las lluvias en el sur. El gerente de los Terminales Terrestres de Tacna, por ejemplo, informó que la Municipalidad Provincial de Tacna dejó de percibir, en promedio, 40 mil soles por el cierre temporal del Terminal Internacional, que fue inundado con lodo y piedra, debido a un huaico caído el último fin de semana.

En Puno, a su vez, se había producido más de 156 emergencias hasta esta semana. La mayoría de ellas debido al desborde de ríos, inundaciones y lluvias intensas. Los fenómenos climáticos, en lo que va del año, han provocado en esta región más de 15 personas fallecidas y más de 25 personas desaparecidas. Se informó que las provincias de mayor número de ocurrencias han sido Sandia, Melgar y Carabaya, lo que no quiere decir que desde las otras provincias puneñas no se hayan reportado desastres a consecuencia de las lluvias. “Los distritos de San Gabán en Carabaya, San Pedro de Putina Punco, San Juan del Oro y Alto Inambari en la provincia de Sandia, son las más golpeadas por los desbordes de ríos y huaicos, quedando aisladas esas localidades al dañarse seriamente las carreteras de acceso a esos lugares”, informó la prensa.

La realidad, en el sur se torna preocupante. Tanto que el gobierno ha declarado a muchos distritos de Ayacucho, Puno y Cusco, en estado de emergencia. Somos, una vez más, víctimas de la imprevisión y la desatención del Estado en los pueblos más pobres y vulnerables del país. Todo ello, además, por la ineptitud de las autoridades al permitir que se construyan viviendas en lugares donde la naturaleza tiene su propia vía de la que nunca se olvida.

Juez Supremo