¿Nuevo Orden Mundial o el actual solo en movimiento?

El título de mi columna de hoy, es el mismo de la conferencia que diserté el último viernes 23 de mayo, en la cada vez más empoderada Escuela de Ciencia Política de San Marcos, y, voy a resumirla. No es que haya un nuevo Orden Mundial (OM). El que contamos se mueve permanentemente, dominado por fuerzas dialécticas, y no estoy usando una categoría marxista en mi análisis, si no, en cambio, una exactamente hegeliana, pues la dialéctica (acción y reacción), o las contraposiciones o colisiones entre los actores del globo, han definido lo que conocemos por conflicto. El OM no es lo mismo que el sistema internacional (SI), con el que a menudo suele confundirse. El OM es el estado de cosas que determina la vida de relación y en el cual el poder es el factor central que decide gran parte del destino de la vida internacional. El SI, en cambio, es el imperio de las normas jurídicas internacionales que establecen reglas para la convivencia planetaria. El SI no es vertical porque en el mundo todos los Estados son jurídicamente iguales, verificándose la denominada igualdad jurídica entre Estados (EE.UU., Somalia, India, Ruanda, etc.), y ello deviene de la soberanía, que es la cualidad exclusiva del Estado, su revestimiento más potente, o sea, uno de los más grandes legados de la Paz de Westfalia de 1648, que consagró el respeto pétreo del derecho interno de los Estados, consagrando desde ese instante el principio de No intervención que Rusia ha tirado al suelo al invadir Ucrania o la Corte Interamericana de DD.HH. al inmiscuirse en el Perú. El OM existe por la correlación de fuerzas en movimiento, que no son otra cosa que las pugnas, tensiones y las guerras entre Estados -hoy con actores no estatales-, y que van moldeando la vida internacional en base del que más poder tenga, configurado con el nombre de hegemón, como pasó en el mundo antiguo con Egipto o Roma, o España y Portugal en la edad Moderna. o Inglaterra en el siglo XIX, o, EE.UU. en el siglo XX y aún en lo que va del XXI. Pero el OM mundial no lo hacen los hombres. Surge por la aparición de paradigmas como la escritura, la redondez de la Tierra o el iusnaturalismo, que trastocaron la vida política, económica o social. Por los paradigmas surgen costumbres e idiosincrasias en las naciones, según los espacios vitales geopolíticos. El OM en que vivimos los peruanos es el de occidente, el europeo, sin saber que los chinos siguen determinados por otro totalmente distinto. Por esto último, es un error exigir democracia a nuestro primer socio comercial. El hegemón se mueve a sus anchas en el OM, por eso EE.UU. impone aranceles altos a su antojo, y eso tampoco se entiende. Para que contemos otro OM deberá producirse una colisión a escala planetaria, y ese momento llegará inexorable con el paradigma de la inteligencia artificial, hoy aun en estado germinal, casi como en los tiempos de los picapiedras. Solo, entonces, habrá otro OM.

(*) Excanciller del Perú e Internacionalista

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