¡Nunca más contratemos con Odebrecht ni su entorno!
Hay circunstancias que ponen de manifiesto la calidad –o la calaña, según el caso– de una sociedad. Una de ellas es volver a poner la cara, después de haber recibido un infame y sonoro sopapo del miserable que se tenga al frente. ¡Se necesita ser pues demasiado tonto para dejarse maltratar por el mismo malandrín, delincuente y/o criminal que abusó del agredido! Pero eso es lo que pudiera suceder en el Perú, si quien está a cargo de gobernarlo en este momento aceptase que la ultra corrupta firma brasileña Odebrecht participe nuevamente, como proveedora del nuestro Estado. Cometería una ignominia intolerable y una desvergüenza monumental. Este hecho, que para todo efecto pareciera ser improbable, resultaría siendo posible si alguna autoridad peruana se humillare, de tal manera, que le conceda el permiso a la gangsteril Odebrecht para volver a operar acá. Aún con la nueva denominación (Novonor) que ha adquirido, intentando dejar atrás su verdadera entraña criminal. Como no podía haber sido de otra manera, Gustavo Gorriti, inefable propietario de la oenegé Instituto de Defensa Legal, salió ante el público para felicitar a la corrupta firma brasileña, apareciendo cual profesor escolar explicando paso a paso la táctica seguida por Odebrecht, calificándola de impecable y sobre todo de ejemplar, porque marcaba un hito en la historia empresarial del planeta, donde una empresa reconoce sus delitos y promete no volver a cometerlos. Esto ocurrió en la televisión peruana, en uno de esos canales (canal RPP o N) alquilados a Odebrecht por sus menguados propietarios para lavarle la cara a “la firma” y a su paradigmático apologista, Gustavo Gorriti. “¡Odebrecht ya no es Odebrecht!” repetía ufanamente Gorriti. “¡Ahora es toda una nueva institución comprometida con las normas éticas internacionales, aunque premunida de las mejores y mas avanzadas experiencias en el rubro constructor”. Idea verdaderamente vomitiva, lanzada por este impresentable sujeto haciendo lo indecible por intentar borrarle la mancha indeleble de CRIMINAL que lleva encima Odebrecht, o como quiera hacerse llamar ahora.
Pues dicho y hecho. La propuesta de avanzada, presentada por Gorriti, formó parte del proyecto de reconversión fabricado por los magos del renacimiento empresarial, transfigurando a una firma de truhanes poco menos que como una empresa registrada en El Vaticano. ¡Aunque los Estados Unidos la expulsó y aparte, le aplicó una multa de US$ 2,600 millones por haber usado sus bancos para trasegar dinero negro!
Sin embargo se comenta que Novonor (Odebrecht) se apresta a presentarle al Perú, vía el gobierno Regional Lambayeque, una “Iniciativa Privada Autosostenible (IPA) “para el recrecimiento de la presa Limón referente al proyecto Irrigación Olmos.” Ojo con esto, presidenta Dina Boluarte. Tamaña insolencia no debe llamar la atención, viniendo de una empresa de familia condenada por robarle a muchísimas naciones. Y si usted pusiera la otra mejilla por el Perú, más temprano que tarde será culpada y condenada por cómplice de la megacorrupción. Es momento que el Perú dé una demostración concisa, determinante de que no conciliará –tampoco se reconciliará– con la corrupción.
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