Obligación social: no abandonar a los adultos mayores
La Ley N° 28803 (19/07/2006) estableció que los mayores de 60 años son adultos mayores; también lo estableció la Ley N° 30490 (20/07/2016), reconociéndose los derechos establecidos constitucionalmente y tratados internacionales “para mejorar su calidad de vida y que se integren plenamente al desarrollo social, económico, político y cultural, contribuyendo al respeto de su dignidad” (SIC).
Nuestros mayores de 60 años, según la INEI el 2023 eran 4´598.000 que representan el 13,6% de la población nacional (de 33´726.000). El 52,4% (2´399.920) son mujeres y 47.6% (2´180.080) hombres. El 63,6% son casados o convivientes, 19.1% viudos, y 17.1% no precisa su estado civil. Del total de ancianos (647.000) el 15,6% tienen 80 o más años (56,4% son mujeres y 43.6% hombres). El 89,3% están afiliados a algún tipo de seguro de salud (54.2% accede al Seguro Integral de Salud, 30.9% a EsSalud y el 4.2% otro tipo de seguro de salud). (SIS),
Significativas cantidades de adultos mayores concurren a centros hospitalarios estatales para recibir atención. Cerca del 80% padece de problemas de salud crónico: artritis, hipertensión, asma, reumatismo, diabetes, TBC, colesterol, prostatitis, entre otros. Muchos son octogenarios. No todos cuentan con pensiones jubilatorias. Se informa que 44 abuelos de cada 100 viven en hogares y muchos los conducen teniendo hijos mayores de edad.
Cantidades de ancianos deambulan por calles y plazas, muchas veces sin recibir alimentos diarios; ni siquiera tienen donde ir; esperan que les llegue la muerte en total desamparo. Otros están como abandonados con sus familias porque no tienen nada que hacer.
Es imprescindible tomar conciencia de ese problema familiar y social. Una forma de contribuir al bienestar de quien nos dio la vida es que los gobiernos locales y municipalidades provinciales y distritales constituyan centros de ancianos que proporcionen actividades no solo laborales sino recreativas.
El Estado, los gobiernos regionales y las municipalidades deben conscientemente constituir, edificar y sostener, con personal especializado permanente, instituciones dedicadas a proporcionar organizadamente a los abuelos y sin discriminaciones, servicios de salud, culturales, artísticas, recreativas y hasta deportivas. Hay experiencias internacionales significativas, por ejemplo, formar coros, grupos folclóricos, teatrales, diversos deportes (aptos para su edad) y aun producir artesanías, escribir, contar historias y experiencias a la niñez y juventud. Esas actividades pueden exhibirse organizadamente a las poblaciones de cada barrio, distrito o ciudad, e inclusive competir entre ellos.
¡Si no fuera por nuestros abuelos, no tendríamos lo que tenemos!
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