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¡Ojo con la Sunedu, ministro Quero!

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Fecha Publicación: 20/08/2025 - 23:00
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Maximiliano Cárdenas Díaz fue uno de los articuladores y fundadores del Partido Unificado Mariáteguista, conocido como PUM. Durante los años setenta y ochenta, este integraba las corrientes partidarias más violentas y extremistas, junto con Vanguardia Revolucionaria, Partido Comunista Revolucionario (PCR) y Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), identificado con el núcleo duro del pensamiento marxista peruano, donde participó de una manera muy activa por la articulación de las izquierdas.
Fue en medio de un periodo caracterizado por la aparición de “guerrilleros”, en rigor terroristas, liderados por Luis de la Puente Uceda, integrante del entonces partido Apra Rebelde. Esto ocurría nada menos que en pleno ambiente de crispación y represión política contra las ideologías extremistas perseguidas por el Estado, como aquella que defendía Cárdenas Díaz.
Posteriormente, este se abocó a elaborar documentos relativos a la estrategia política, educación popular, reforma del Estado.
De todos los diferentes movimientos de izquierda activos hasta ese momento, el PUM destacaba como la mayor y la mejor organizada de las facciones totalitarias que formaban el frente de Izquierda Unida. Cárdenas Díaz colaboraba sobre temas vertebrales como la educación popular, estrategia política, educación popular y reforma del Estado, basado siempre en el pensamiento de José Carlos Mariátegui.
Corre el tiempo, y hoy Cárdenas Díaz —comunista, médico de profesión; características similares a las de Vladimir Cerrón— es nada menos que representante del Consejo Nacional de Decanos ante el Consejo Directivo de SUNEDU, entidad del Ministerio de Educación cuya función, entre muchas otras, es aprobar y/o denegar el licenciamiento de las universidades, filiales, facultades y sus programas de estudio; promover políticas educativas, administrar el Registro Nacional de Grados y Títulos, etc.
Es evidente que el tiempo y las aguas suelen cambiar las cosas. Sin embargo, un profesional con tan vasta como activista trayectoria —como Cárdenas Díaz— al interior de los círculos más extremos de la izquierda peruana, hoy lleva grabado por ósmosis el pensamiento más duro del totalitarismo clásico de esos años violentistas y dogmáticos. Particularmente aquellos durante los cuales destacó como político de fuste al interior del núcleo duro del comunismo. Difícil, pues, que quien ha tenido un pasado como el de Maximiliano Cárdenas Díaz, cambie a estas alturas.
Por esa razón discrepamos de que alguien tan ligado al activismo político totalitario forme parte nada menos que de la fiscalización de nuestras universidades. Como es el caso de Cárdenas Díaz. Suficientes problemas tenemos hoy —manteniendo a la mayoría de nuestras universidades educando con tanta medianía a los peruanos del futuro— como para permitir que, encima, lo hagan condimentado con un sesgo totalitario.
Sobre el particular, no hemos escuchado una sola palabra del siempre hablantín ministro de Educación, Morgan Quero, de quien depende la formación de nuestros universitarios y quien, justamente, tiene la responsabilidad de designar quién presida la Superintendencia Nacional de Educación (SUNEDU). Necesitamos que nuestros gobernantes entiendan, de una vez por todas, que su mayor deber no es darle gusto a nada ni a nadie, excepto a la sociedad peruana.

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