¡Ojo con las elecciones 2026!
Como no podía haber sido de otra manera, Jorge Luis Salas Arenas, el juez comunista que presidió hasta hace escasos meses el Jurado Nacional de Elecciones –organizador de los cuestionados comicios del año 2020– dejó el cargo. Sin embargo, todo apuntaría a que habría planificado un segundo proceso electoral plagado de complicaciones y dudas, que le tocará ejecutar a su sucesor, Roberto Burneo Bermejo, en abril del año entrante.
Dicho sea de paso, Salas Arenas aprovechó la “reforma política” promovida por el miserable Martín Vizcarra, la misma que, entre otras barbaridades, les ha abierto las puertas a perro, pericote y gato para que participen indiscriminadamente en los siguientes comicios, libres de toda limitación para postular a la presidencia de la República, a una curul en el Senado y/o en el Congreso. Tanto así que, probablemente, apelando al proverbio “divide y reinarás”, permitirá que se presenten ilimitadas candidaturas en un país que arrastra una profunda crisis política desde hace ya un cuarto de siglo. Como resultado, hasta el momento existen más de cuarenta candidatos para la primera magistratura, presuntamente respaldados por innumerable cantidad de postulantes para las correspondientes listas parlamentarias, tanto para congresistas como senadores. Todo aquello avalado por un número igual de supuestos “partidos” políticos.
Empecemos descartando el título “partido político”, asignado a las comparsas ensambladas de manera fantasmal, precipitada e informal para este propósito. Porque, exceptuando a los escasos partidos políticos auténticamente constituidos –y conservados siguiendo los términos de ley– no hay posibilidad alguna de que los movimientos, agrupaciones –y/o como quiera llamársele a esos entes organizados ex profeso para participar en los comicios 2026– cumplan las salvaguardias exigidas por ley al gremio de partidos políticos.
Pero como la cabra siempre tira al monte, adicional a esas cargas dudosas –que habría aprobado Salas Arenas– destaca la tendencia hacia la opacidad que transpira este sujeto, culpable de que el ahora preso por golpista, Pedro Castillo, llegase a la presidencia del país en las elecciones del año 2022. Salas Arenas fue encarado entonces por Lourdes Flores Nano con irrebatibles argumentos –y pruebas contundentes del fraude– que no supo rebatir; facilitándolas y encubriéndolas en connivencia con Carmen Velarde, jefa de Reniec, y Piero Corvetto, jefe de la ONPE, para desvirtuar el fraude ocurrido en el proceso que desembocó en la elección del prosenderista Pedro Castillo. La sólida política nacional, Lourdes Flores, puso entonces contra la pared al comunista, defensor de terroristas y expresidente del JNE, Salas Arenas –camarada moral/político de Pedro Castillo–, quien se limitó a ampararse en la callada por toda respuesta.
Pues eso mismo, o peor, podría ocurrir en los comicios convocados para abril del año que viene. Por una razón muy sencilla: Salas Arenas es quien ha organizado, planificado y santificado las elecciones generales de 2026.
Y, amable lector, ¡gallina que come huevo, aunque le quemen el pico! Salas Arenas, como todo viejo lobo comunista, intentará consolidar alguna de las candidaturas totalitarias que se encuentran en línea de carrera hasta este momento. Preparémonos mejor esta vez para destapar inmediatamente cualquier acción fraudulenta.
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