Opinar sobre Petroperú requiere objetividad
La situación de Petroperú es sumamente complicada, con varios frentes de conflicto: financiero, comercial y una gestión administrativa de muy bajo nivel. No estoy poniendo en esta lista corta, los problemas sociales que han derivado en la interrupción frecuente de la operación del oleoducto norperuano.
No son pocos los que en nuestro país le tienen animadversión a la petrolera estatal, y hoy que hay dificultades, arengan para que el Estado deje de asistirla y que sea llevada a la quiebra.
Tremenda ligereza del grupo del cierrapuertas, sobre todo porque se dicen militantes de la racionalidad en la economía. Petroperú es una empresa cuya propiedad es 100% del Estado, por tanto, controla la Junta General de Accionistas y ésta nombra al directorio. Se imaginan que deje de honrar los 4,475 millones de dólares (MMUS$) de deuda de largo plazo, donde los acreedores son bonistas de la Bolsa de Nueva York y la agencia estatal española aseguradora de créditos de exportación. La mirada sería sobre el Estado peruano y se complicaría su posición como deudor en el sistema financiero internacional.
Hay que ser objetivos al dar opiniones sobre la empresa y sus funcionarios, y esto es válido para los que damos pareceres desde fuera y también para los que afirman cosas desde adentro, donde gran parte de ellos participa en la gestión durante años y que ahora señalan que fue el directorio y la administración que estuvo al frente de la empresa entre octubre de 2021 y marzo de 2022 como los únicos responsables.
Uno de los primeros temas a discutir son los estados financieros auditados del año 2021, que acaban de publicarse. Indican que en el ejercicio, hubo 68 MMUS$ de utilidades. Si se revisan los reportes trimestrales del 2021, al tercer trimestre que salió la administración anterior, dejó 38 MMUS$ de pérdidas acumuladas y al cierre del 2020 registraron 67 MMUS$ de pérdidas netas.
¿Cómo así se pasó de 9 meses de pérdidas a utilidades al cierre del 2021? En el cuarto trimestre del año pasado el grupo de gerentes satanizados generó utilidades y, para los suspicaces, no se debió a apreciación de inventarios. Así que desde adentro empiecen a sincerarse también.
En sucesivas columnas iré desarrollando el análisis para la discusión.
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