Oportunidad para América Latina

La reciente visita de una importante figura política de los Estados Unidos de América a Taiwán ha dado lugar a tensiones con China. Para algunos este viaje era innecesario. Otros creen que es una maniobra para distraer la atención sobre el poco éxito en el frente ucraniano. Para los más entendidos en economía, Taiwán representa el 25% de suministro de elementos para computadoras y teléfonos portátiles.

Estamos frente a una guerra económica que explotó hace seis meses en el escenario de Ucrania. Una nación históricamente en conflicto. La principal arma de Occidente son las sanciones a Rusia. Enfrentar a esta potencia en recursos naturales, en aras de la democracia, resultó algo de mayor envergadura. Por ello mismo que las consecuencias de estas sanciones -que contradicen principios del libre mercado- distorsionaron a las economías y afectan a los más pobres.

La estrategia de EEUU ha sido audaz: no arriesga la vida de sus soldados optando, una vez más, por extender su influencia en asuntos europeos, usando la OTAN, y favoreciendo la industria del armamento.. El negocio de las armas -que genera recursos ocultos y apoyos políticos- es perjudicial para la economía en general. Los gastos resultan no fáciles de controlar. Y los daños –sin contar pérdidas de vidas- son altos en material e importantes para la contaminación ambiental.

En la guerra de la propaganda EEUU y sus aliados siempre resultan ganadores. En el terreno de combate Ucrania -pese a la ayuda que recibe- no evidencia los resultados deseados. Rusia sigue ocupando el territorio invadido. Miles de ucranianos presos serán sometidos por los rusos a juicio por terrorismo. Patrimonializar a las víctimas de una guerra es algo cuestionable, no obstante Ucrania hace uso de ello para lograr recursos. En estos afanes tuvo que retirar a su embajador en Berlín, quien habría cometido excesos precisamente en el país de donde reciben mayor ayuda.

Esta situación de guerra prolongada sigue creando malestar en el mundo. De un lado los países de la OTAN, y los G-7 y del otro los agrupados en los BRICS.

En circunstancias en que Europa está luchando por definir una vez más sus límites territoriales y económicos con el Este, debemos recordar que la frontera Oeste del Viejo Continente está en Latinoamérica. Ahí está el legado de su idioma, sus valores democráticos y también los recursos naturales que necesita.

Otro factor es China. Entró a ejercer su influencia en América del Sur con métodos capitalistas. Latinoamérica es un espacio de inversiones estratégicas y se ha convertido en el mayor deudor de la República Popular. Su presencia asociada al capitalismo es importante. Como bien recordara el embajador Hernán Couturier, esto no tiene que ser negativo para países de Sudamérica, “en la medida en que sepamos negociar como bloque articulado, habida cuenta que somos posiblemente el continente con mayores recursos naturales, alimentos y un potencial humano innovador que nos puede ubicar, integrados, como la tercera economía del mundo”.

Europa toma conciencia de la importancia de nuestro continente y busca acercarse a través de Argentina. Es momento en que debemos fortalecer nuestra diplomacia hacia el Viejo Continente.

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