Oposición: Nada que ofrecer
Si alguien se pregunta todavía por qué el régimen no cae pese a la ineptitud y corrupción probada de su gobierno, es porque la oposición no tiene nada alternativo que ofrecer a no ser críticas y denuncias. Este patrón se repite en la historia universal. Por ejemplo, la revolución rusa estuvo a punto de sucumbir en una sangrienta guerra civil en la que se enfrentaron “rojos” y “blancos”. En esta lucha a muerte, los “rojos” tenían una ventaja política y moral sobre los “blancos” que solo encarnaban una reacción armada frente a la poderosa promesa de un nuevo mundo de igualdad nunca antes visto. Y pese a que los ejércitos blancos estuvieron a punto de ganar la batalla militar, perdieron la de las ideas y sin ese acicate para luchar se disolvieron rápidamente dejando la victoria a los comunistas.
El generalísimo Kolchak fue abandonado por sus tropas y luego fusilado, y con ello terminó el cruento periodo de la guerra civil y los comunistas se dispusieron a ajustar sus propias cuentas en las purgas de Stalin. En nuestro país sólo existe, al igual que entonces en la Rusia soviética, una mera reacción de la derecha que ni siquiera se atreve a ser militar. Sin cohesión alguna, la derecha ha apostado fallidamente a casi un año de iniciado el Gobierno, a que este caerá a punta de denuncias que a estas alturas ya han saturado a la opinión pública y le han procurado al Gobierno la protección del “cuero de chancho”.
La derecha no opone al régimen comunista ningún horizonte político nuevo y cree que basta con oponerse a los caviares y comunistas con avemarías contra la ideología de género, el lenguaje inclusivo y otras estupideces a las que nos tienen acostumbrados los caviares, pero que, a diferencia de la derecha, son proposiciones para un nuevo orden bastante sugestivo para las generaciones más noveles. En cuanto a los comunistas, han vuelto empoderados después de decenios de catacumbas y luego de la pandemia, a prometer el paraíso en la tierra, fórmula que les ha dado resultado en casi todos los países de América Latina cuya “inequidad de 200” años se lo achacan al capitalismo y a la derecha (el discurso es recurrente y poderoso en todas partes) olvidando los desastres que son Cuba, Venezuela y otros del mismo círculo. Pero eso no importa si al lado nadie opone más que reacción y viejas ideas. No será exitoso proponer el ahora viejo discurso de los 90 del siglo pasado al 2022. Es un desatino. Menos aún, ante la orfandad de ideas, ir por el camino del silicio o subirse al carro demente de los caviares. Faltan pensadores, sobran reaccionarios y cucufatos.
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