ÚLTIMA HORA
PUBLICIDAD

Optimismo respecto al futuro del Perú

Imagen
Fecha Publicación: 15/09/2023 - 21:50
Escucha esta nota

El pasado miércoles, el Departamento de Investigación del Colegio Santa Margarita (Surco), ante un grupo de directores, dio cuenta de los resultados de la investigación: Realidad del Adolescente: autorreflexión, perspectivas y contexto, llevada a cabo en noviembre del pasado año. La muestra estuvo compuesta por 621 estudiantes –hombres y mujeres– de cuarto de secundaria de varios colegios de Lima Metropolitana. Entre las respuestas que se recogieron, me gustaría glosar una.

“Del 1 al 10, ¿qué tan optimista te sientes respecto al futuro del país?”. Solo el 18.71% marcó alto y muy alto su nivel de optimismo. Mientras que el 81.29% lo hizo como muy poco, poco o regular con respecto al futuro del Perú. Es decir, de cada diez, ocho jóvenes ven con pesimismo el futuro. No hablamos de adultos cuyas vidas están a mitad de camino y que tienen mejores condiciones para buscar nuevos horizontes allende nuestras fronteras. Hablamos de jóvenes que se abren con ilusión y esperanza al futuro y que sus vidas se configuran como un proyecto a conquistar.

Sin embargo, para ellos la nación que los vio nacer no representa el sustrato ni el espacio rico en posibilidades para su desarrollo personal.

Si adolescentes de alrededor de 15 años alimentan una percepción poco estimulante u optimista de su país ¿qué se espera de ellos como ciudadanos? Ciertamente, no se puede aventurar una respuesta taxativa ni en un solo sentido.

Cada persona es única y en uso de su libertad e inteligencia puede externar conductas y elegir caminos distintos. No obstante, se pueden delinear tendencias. Jóvenes, candidatos a migrar: porque se debilita la pertenencia y el arraigo con su país; resignados a no mirar el mediano plazo: si las cosas no van a cambiar, para qué estudio y me formo, mejor optar por el estilo del carpe diem; sin ilusión para soñar con que las cosas sean de otra manera; decepcionados y frustrados porque sus expectativas no se ajustan a la realidad de su entorno; y, para mayor afrenta, se perfilan como ciudadanos individualistas, que van exclusivamente a lo suyo.

Esta percepción negativa se origina por una suerte de reacción en cascada. Los primeros parapetos cercanos al adolescente son la familia y luego la escuela. Si ambos son arteramente atacados en su dignidad, prestancia y expectativas, ya no defienden ni protegen con arreglo a su naturaleza, dejan colar su desasosiego, su valoración sobre la realidad y su desesperanza, en niños y jóvenes que, como creen y confían en ellos, terminan pensando como sus padres y profesores.

La madre del cordero han sido los gobiernos que estos últimos 25 años han conducido el país. La relación entre la desesperanza de los jóvenes y una pésima gestión gubernamental es absolutamente directa. Mientras que los políticos se enseban con sus intereses ideológicos, con los privilegios que otorga el poder y con la visión populista de sus proyectos, queman a fuego lento la ilusión y la esperanza de las nuevas generaciones. Cuando el sentido de pertenencia y cariño al país se violentan por un mal gobierno, demoran en recuperarse.

Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, Twitter, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.