Orígenes del actual odio social peruano
Para entender, en parte, el origen de la frustración, la indignación y el odio que transpiran las protestas que ahora las vivimos en carne propia en la capital del país, hay dos planos entrecruzados que debemos analizar. Por un lado está la maquinación y la insidia, junto a la inducción al odio y la incitación a la violencia extrema (“correrán ríos de sangre, si vacan a Castillo”), que propiciaba Aníbal Torres Vásquez. De otro lado, está la justa exacerbación que produjo -entre la ciudadanía- la mega corrupción montada por Odebrecht, José Graña MQ, PPK y una partida de ladrones que robaron miles de millones de dólares a los peruanos, vía la construcción de obras innecesarias y/o la sobrevaloración de las mismas. La corrupción pasó por distintas fases en este país. Primero fue su sorpresiva aparición –tras un caso en EEUU, donde surge la figura criminal de Odebrecht-. Luego está la magnitud del robo, y enterarse de que el principal socio de aquella vil constructora era el mayor accionista de Graña y Montero y, asimismo, del grupo El Comercio. De otro lado está la impunidad con que los fiscales de la Nación de entonces (Pablo Sánchez y Zoraida Ávalos), trataban a estos delincuentes de alcurnia. Al extremo que, transcurridos siete años, no hay uno encarcelado, y las indemnizaciones que les pide el Estado representan monedas frente a la magnitud del inmenso daño que le han producido a los peruanos. Finalmente tenemos la figura corrompida de la exalcaldesa de Lima Susana Villarán, de las canteras socialistas peruanas (no olvidemos esto), que vendiera su alma por US$3,000,000 a cambio de entregarle -en concesión- a Odebrecht los peajes que debió administrar la Municipalidad de esta capital, perjudicándose los ene millones de ciudadanos que trafican por aquellas vías pagando los peajes más caros de Latinoamérica. ¡Poco a poco cuajaría entre la gente la magnitud de este crimen social! Quizá las capas altas lo pusieron en la congeladora; otros más bien pasaron página. ¡Pero eso no ha sucedido entre las clases menesterosas! Allí el odio y el rencor ha coagulado. Lo vemos en las manifestaciones de odio que tienen los segmentos pobres contra aquellos que llaman “los ricos”, refiriéndose a los ricos corruptos como el que mencionamos.
Si a eso le agregamos la prédica revanchista de resentidos sociales, atizadores del aborrecimiento y del complejo racial -entre las capas pobres del país- como Aníbal Torres Vásquez (quien hoy debería estar preso por golpista, e incitador al odio entre “peruanos ricos y pobres” por haber amenazado a los ciudadanos con la cantaleta terrorista: “correrán ríos de sangre si el Congreso vaca al aún presidente Castillo”), podemos –y debemos- determinar que los verdaderos y grandes culpables de la actual violencia en esta nación son el golpista/corrupto Pedro Castillo (asesorado por su ex premier Aníbal Torres), en connivencia con su ex primera ministra Betssy Chávez, los trogloditas del Congreso Guillermo Bermejo, Guido Bellido y demás legisladores de la izquierda nacional. ¡Es decir la auténtica, nefasta, siempre criminal, violentista, vengativa, zurda peruana!