Otro gobierno de sinvergüenzas
Actuando de manera ladina y oculta, apenas cuatro meses antes de terminar su accidentado y siempre mal ponderado mandato, la desconfiable premier Violeta Bermúdez dejaba sembrado el sello de compromiso de la gestión Sagasti con los progre-marxistas caviares. Este consiste en asaltar al Fisco para favorecer a esa ralea de rosados y moraditos que conforman el clan caviar que, mediante ucase de Sagasti, sigue y seguirá mamando del Estado que sostienen los sufridos contribuyentes. En otras palabras, amable lector, vía Bermúdez, Sagasti ha metido mano en su bolsillo para financiar a las oenegés, cuyos tentáculos son unos consultores, asesores y demás títulos falsarios que inventa la gauche sanisidrina para lucrar del dinero de todos los peruanos sin hacer nada para merecerlo. Sólo cobrar un emolumento, disfrazado de servicio por asesoría, consultoría o lo que fuese, con el compromiso de endiosar al dios Baal que maneja los hilos del festival de títeres conocido como la congregación de los caviares.
Entre estos exponentes están los Gorritis, los García Sayanes, etc. El modus operandi escogido por la impresentable premier Bermúdez consiste en haber dejado firmada, como compromiso del Estado debidamente sellado, oleado y sacramentado, un decreto supremo para transferir más de S/10’000,000 al nido de ratas y comodines izquierdistas de salón llamado Programa de Naciones Unidas (PNUD). ¿El objetivo? Financiar el proyecto ¡“Acercando el Estado al Ciudadano”! Amable lector, ¿acaso en plena crisis socioeconómica como la generada por el miserable Vizcarra y su correveidile Sagasti, es posible que el empobrecido Estado peruano destine diez millones de soles para alimentar a unas sanguijuelas caviares que medran del bolsillo de los peruanos –los consultores, asesores, etc. de la logia zurda– solicitándoles que elaboren informes que no conducirán a nada y propongan algo que sólo saciará los intereses políticos, sociales, incluso crematísticos de la gauche sanisidrina?
Aparte de estar contraindicado financiera, técnica y presupuestalmente dispendiar recursos en medio de una monumental crisis nacional, como esta que le ha confiscado puestos de trabajo a muchos millones de peruanos; que ha exteriorizado el estado letal y calamitoso en que se encuentra el sector Salud; que ha confirmado la desastrosa coyuntura por la que atraviesa nuestra Educación Pública; y que ha puesto el dedo en la llaga sobre esa feroz tesitura de la inseguridad ciudadana, ¿acaso es ético, repetimos, disponer de S/ 10’000,000 para esconder los nombre de aquellos rojos de café –los caviares– que cobrarán al Estado decenas de miles de soles cada uno, tan sólo por presentar iniciativas estúpidas relacionadas a la peregrina idea de “acercar el Estado a la Ciudadanía”? ¿No sería preferible que los ministros pongan a trabajar a esos más de 2.5 millones de burócratas que anidan en el aparato estatal, exigiéndoles presentar informes en tal sentido; en lugar de contratar a tantos ganapanes caviares para que hagan lo mismo pero copiando y calcando informes ajenos que después presentarán como propios a algún ministerio junto a su factura, para cobrar y permanecer funcionando como operadores políticos de autoridades estratégicas afines al clan caviar? ¡Sagasti y compañía, partida de sinvergüenzas!