Pactando bajo la mesa
Este gobierno ha aprendido demasiado bien las artes de los mañosos: esconder su basurita bajo la alfombra, Sin embargo, los despojos del país surgen como conejo de la chistera. No obstante, palacio de gobierno insiste en su rollo falsete de la batalla anticorrupción. Desde luego hablamos de un psicosocial -al estilo del jarabe crecepelo- con el cual el régimen Vizcarra pretende seguir embobando a la gente, Porque ninguno de los problemas que han aparecido durante este régimen ha sido resueltos. Todos permanecen latentes. Unos con mayor carga explosiva que los otros, aunque en conjunto todos constituyen una carga política con características nucleares.
El recuento de cada caso ocuparía páginas enteras. De manera que escojamos uno de ellos para analizar la temeridad de un Ejecutivo tetrapléjico dedicado a fabricar humo. A partir no solamente del estribillo mendaz de la guerra contra los corruptos, sino de la irresponsabilidad de socavar la autoridad de un poder del Estado. Como el Legislativo. al cual desacredita y agravia tratándolo diariamente como estropajo. Porque si algo puede decirse de la gestión Vizcarra es que ostenta una capacidad superior para la intriga y el engaño. Y con ello, cree tener la vida comprada para mantenerse en el poder. No, señor Vizcarra. Los peruanos no son tontos como usted considera. Tendrán excesiva paciencia, quizá. Pero toman nota de todas sus tretas. Y cuando usted menos imagine, pues los tendrá enardecidos en las calles. No solo no para echarlo a usted y sus ineptos ministros, sino para generar alguna revuelta. Como la que delante de sus narices viene urdiendo la rojería criolla para llevar a cabo un golpe de Estado convocando a una asamblea constituyente al estilo Velasco, Chávez, Maduro, etc. Algarada que, sin la menor duda, nos retrotraerá a la miseria económica y a la pérdida de nuestras libertades democráticas y derechos universales.
La conducta del gobierno en torno al problema de las comunidades altoandinas -hasta ahora concentrado en Las Bambas- grafica precisamente su incompetencia y tontería. Van más de 250 días desde que arrancó la protesta. 75 de ellos bloqueando una carretera. ¿La razón? El grosero incumplimiento de promesas del presidente Vizcarra. Y la situación continúa sin solución. Pero si hasta aquí la inutilidad gubernamental resulta clarísima, ocurre que los emisarios de palacio han pactado por lo bajo compromisos que rayan en el delito, patrocinados por el mediático presidente de la Comisión Episcopal. Pactos que el gobierno no ha hecho públicos. Como: 1) archivar las denuncias fiscales contra los procesados -violentando la autonomía del Ministerio Público-; 2) renegociar un pacto suscrito el año 2004 -quebrantando el principio de estabilidad jurídica de los acuerdos firmados por el Estado-; 3) compromiso de no declarar más estados de emergencia y retiro inmediato de la base policial de Challhuahuacho -cercenando la capacidad del Estado para asegurar la seguridad pública-, entre otras claudicaciones que contravienen la ley y dinamitan el principio de autoridad. Este es el gobierno del señor Martín Vizcarra, señores. Un esperpento que sigue poniendo en riesgo la estabilidad jurídica y sociopolítica del Perú.