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¡País huérfano de sentido común!

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Fecha Publicación: 09/07/2024 - 23:00
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Vayamos por partes. Dina Boluarte no tiene talante democrático. Lo escribimos al día siguiente que ella asumió la jefatura del Estado, en medio de una estremecedora crisis sociopolítica, económica y estructural del Estado peruano.

Nada nuevo bajo el sol. Sus orígenes totalitarios son manifiestos. Ha sido vicepresidenta, aparte de dos veces ministra, del cajamarquino Castillo durante todo su periodo presidencial como golpista, ágrafo, corrupto, comunista irredento y proterrorista manifiesto.

A su vez, Dina Boluarte vivió sometida a otro comunista, como es el impresentable ex primer ministro Aníbal Torres. Asimismo, ¿quién sino doña Dina Boluarte organizó aquella colecta pública –incluso prestando su propia cuenta bancaria para recibir y, desde allí, distribuir los aportes de los partidarios del Perú Libre– a efectos de sufragar la caución y evitar la prisión efectiva de Vladimir Cerrón? Otro comunista jefe de Dina Boluarte, condenado por corrupto, por haberle robado a manos llenas al gobierno de Junín, siendo él su gobernador.

Semejantes antecedentes, y muchos más, hacen de Boluarte una política improvisada con el alma sellada por el pensamiento totalitario comunista, teniendo a la irreflexión como fundamento de su manera de actuar, y el absoluto desapego por la formalidad en el manejo de los recursos públicos. Ahora, si para hacerse de la presidencia –que le cayó como maná del cielo– Boluarte tuvo que claudicar a semejantes inconductas, eso no obsta para que su génesis sea roja hasta el tuétano e informal por sus cuatro costados.

Como tal, sus valores están ligados al pensamiento comunista, vertical y totalitario: al igual que lo están a la improvisación y la mediocridad, como fundamentos en todo orden de cosas.

En consecuencia, es hora de decir basta de mojigaterías, sujetándola a un implacable análisis de la prensa limeña probadamente plagada de corruptelas y huachaferías, criticándola porque durante noventa y tantos días –o más– no organizó una sola conferencia de prensa ni dialogó con medios periodísticos; como, tampoco aclaró las pirañerías que ella ensambló con Oscorima, su wayki; aparte de atento cortejador andino alrededor del estrafalario episodio de los relojes Rolex.

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