Palabras, palabras, palabras
Ya casi es una verdad de Perogrullo decir que el gobierno del profesor Pedro Castillo es una verdadera caja de Pandora. No hay día en que no destapemos la olla y salgan las sorpresas que, por lo general, son mal olientes sin que al gobernante ni a sus más cercanos colaboradores o simpatizantes se les mueva siquiera una ceja. Deficientes decisiones de gobierno, increíbles designaciones de altos funcionarios en puestos públicos que requieren de experiencia, especialización y honradez, marcaron el rumbo de este gobierno, desde el primer día útil de mandato.
A ello se suma la palabra incumplida del mandatario, tanto que, a estas alturas, ni sus propios electores dudan en señalar que el mandatario les mintió cuando les ofreció un gobierno diferente con justicia social y lo que encuentran es un descomunal desgobierno con los principales productos de consumo en disparada, el alza constante de la gasolina, el gas y otros productos y ni qué decir de la inseguridad ciudadana que ha crecido en forma alarmante en las calles de las ciudades del país. Y como si fuera poco, todo ello dentro de un marco de atisbos de corrupción a toda escala en el gobierno que dijo nacer para combatir, precisamente, el flagelo del latrocinio en las arcas del estado.
El jefe de estado ofreció mucho y encandiló a los sectores sobre todo pobres y mayoritarios de nuestra población, diciéndoles que el suyo sería un gobierno honrado, que redistribuiría la riqueza para que no sea más un país de pobres en un país rico, que el estado fiscalizaría la riqueza para evitar que el monopolio y oligopolio sigan abusando en el país, que la educación en el Perú gozaría de un presupuesto aceptable y se invertiría el 10% del PBI en dicho sector y sus colegas maestros le creyeron y votaron por él, los pobres del país lo proclamaron como la salvación a sus males. ¿Y qué ocurrió? Todo lo contrario. El pueblo descubrió, en estos pocos meses de gobierno, que todo fue sólo populismo del más tradicional, que se vendió humo, que nunca hubo la intención de gobernar, sino de convertir la gestión en un espantoso desastre que perjudica al país.
La crisis política es tema de todos los días. Las interpelaciones contra algunos ministros de estado fueron activadas en el congreso de la República la semana pasada y se sabe que ya circula una moción de censura contra la titular de Trabajo, Betssy Chávez. En este escenario, se han llevado a cabo hasta 12 consejos de ministros descentralizados que, en los hechos, resultan siendo un derroche de dinero con escasos o nulos resultados. Muchos han calificado dichos encuentros como simples actividades proselitistas del gobierno que desea mantener activa su propuesta de una Asamblea Constituyente, pese al revés sufrido en el congreso que archivó su proyecto.
Los cálculos más fríos aseguran que el gobierno viene gastando, hasta la fecha, en estos encuentros poco más de 17 millones de soles. ¿Se justifica?
La prensa señala que se trata de “un derroche de dinero que no está justificado”, tanto que muchos de los gobernadores que han participado en dichos consejos han expresado su desazón con los resultados, como es el caso de Jean Paul Benavente y Zenón Cuevas, de Cusco y Moquegua, respectivamente. “No hay resultados concretos”, aseguró Cuevas a un medio de comunicación, mientras que una ex presidenta de la PCM precisó: “el presidente parece que piensa que está en una campaña política, cuando él ya dejó de ser candidato”. Lo recomendable para salir de este precipicio, es convocar a un gobierno de ancha base, donde coincidan los mejores técnicos del país.
Estamos seguros, que así nuestro Perú lograra recuperar el tiempo perdido.
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