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Pandemónium al cubo

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Fecha Publicación: 16/11/2021 - 20:15
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Alejandro Tudela Chopitea No pasa una semana sin que algún funcionario de confianza de la alta o mediana dirección de un ministerio resulte nombrado y termine removido o renunciando debido a que la prensa y a veces la Contraloría General destapen que carecen del perfil profesional o la idoneidad mínima para el cargo.

Esto es pan casi cotidiano y a nadie sorprende ya que varios de los titulares ministeriales tampoco califican para integrar el Consejo de Ministros. Así, un día y otro también se publican resoluciones supremas o ministeriales de nombramiento con la misma facilidad y rapidez con que aparecen en el diario oficial, las de cese para descrédito y vergüenza de la administración pública. Y es que el problema “meritocrático” va más allá del ministerio y llega hasta los corrillos de Palacio de Gobierno y cada vez más el país tiene la percepción de que quien gobierna no se entera de que es jefe de Estado o si lo sabe resulta incapaz de rodearse del equipo adecuado -salvo honrosas excepciones- o, lo que es peor, vive cómodo con mando y sin comando en este infernal desorden político que es igual al desgobierno que pareciese ser la consigna para seguir debilitando la institucionalidad democrática de la Nación.

El despelote que agravia a las Comandancias Generales del Ejército, la Fuerza Aérea y la institución militar toda, tenía un responsable político y legal y es quien hasta hoy despachaba al frente del Ministerio de Defensa. Hace una semana, todo indicaba que lo mandaban de inmediato a su casa y salvaba en algo el pobre papel delprimer mandatario en el entuerto. Pero no. Se aferró sentado desairando a la premier que parecía pintada como jefa del Gabinete y ni qué decir del “ruidoso” silencio presidencial. Al final, el susodicho renunció lavándose las manos hasta que la Fiscalía lo alcance. ¿Quién manda a quién en este régimen?

Entre tanto, la llamada mayoría demócrata del Congreso se apoltrona en su curul y agita pliegos interpelatorios en vez de mociones de censura como si la grave anarquía gubernamental se resolviese con meras preguntas. Pobre Perú a la deriva. ¡AMÉN!

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