Pandemónium fiscal
Alguien comparó la crisis o anarquía institucional que hoy padece el Ministerio Público (MP) con la sufrida durante el fujimontesinismo, en el que Blanca Nélida Colán –la impresentable “cementerio, cementerio”– era la fiscal de la Nación (FN) nominal y el MP se hallaba sometido a los dictados de ese régimen. La verdad, la comparación no es del todo válida, ya que si bien en ambos casos la institucionalidad y autonomía constitucional del MP es la afectada, entonces lo estuvo por encontrarse capturada por el Ejecutivo y a su servicio, y ahora va arrastrada por la disputa de dos FN pretendientes, alegando cada una mejor derecho y cuestionando los “intereses oscuros” de una contra la otra. Por cierto, en medio de esta pelotera de argumentos de cada parte, nadie cede y el gran perdedor es el sistema de justicia y el Estado de derecho tan debilitado.
Resumamos el entuerto. La Dra. Patricia Benavides, FN cuyo papel fue fundamental para librarnos del golpista Castillo, resultó destituida por la Junta Nacional de Justicia (JNJ), mediante un discutible procedimiento disciplinario. En su reemplazo, la Junta de Fiscales Supremos eligió a la Dra. Delia Espinoza, mientras Benavides recurrió a la vía judicial y al propio JNJ, demandando la nulidad de su cese. Hace pocos días, la JNJ, esta vez con otros miembros, decidió revisar de oficio la sanción impuesta y resolvió reponer a la Dra. Benavides en el cargo de FN, desatando las iras de la Dra. Espinoza, quien, con el respaldo de la Junta de Fiscales Supremos, se mantiene en desacato y atrincherada con llaves y velas en el máximo despacho del MP. Todo un bolondrón con razones a favor y en contra de ambas reclamantes, pero que, entre tanto, tiene en vilo a la institución encargada de la defensa de la legalidad y de la recta administración de justicia. DE LOCOS.
Ante una crisis de tal magnitud, corresponde a los poderes Ejecutivo y Legislativo poner orden en la casa y declarar la reorganización del MP –por ahí hay algún proyecto de ley en ese sentido–. Empero, dudamos de la pronta eficacia de esto, dada la incapacidad y falta de autoridad del primero y el desprestigio del segundo, que además cuenta con más de sesenta congresistas con investigaciones fiscales abiertas. Si de preferencias se tratara para solucionar tamaño entripado, votaríamos por la Dra. Benavides, más eso no vale y el daño reputacional infligido al MP es descomunal. Ojalá las dos doctoras en liza lo comprendan y, como declaró Benavides en una reciente entrevista: “Nadie debe atrincherarse en un puesto. Si para servir a la población los fiscales supremos tenemos que dar un paso al costado, tendremos que hacerlo”. ¡AMÉN!
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