Pandemónium

La última encuesta a nivel nacional sobre el pulso político que sufre el país nos ha dejado la percepción de que en el Perú de hoy reina una infernal confusión. A la pregunta de si la prisión y procesamiento del incapaz y corrupto Castillo es resultado de la legítima vacancia constitucional por su fallido autogolpe o debido a la actuación inconstitucional del Congreso, los encuestados se muestran divididos, prácticamente, en partes iguales.

Empero, y ya es el colmo, ganan por tres puntos más los que responden que consideran que el golpista que fungió de Presidente ha sido víctima de un golpe de Estado protagonizado por el Parlamento y no al contrario. Es decir, el mundo al revés y una verdadera paradoja. Si a eso se suma que en el sondeo de marras la dubitativa sucesora presidencial –por decir algo–, es desaprobada por casi ocho de cada diez peruanos, el escenario político-institucional no puede pintar peor y le da municiones a la infame campaña internacional montada en el continente contra el Perú por los gerifaltes del llamado Socialismo del Siglo XXI impulsado por el Foro de Sao Paulo y el Grupo de Puebla.

Esta paradójica y equivocada percepción de la realidad puede intentar explicarse por varias razones. Sin embargo, creemos que se debe en gran medida a la incompetencia del régimen transitorio de turno para demostrar en el campo comunicacional y en la gestión pública la validez de su legitimidad de origen y viabilidad democrática. Adentro del territorio, más de la mitad de ciudadanos seguiría –o sigue– creyendo que el nefasto Castillo fue destituido y preso por una conspiración parlamentaria y afuera Presidentes del vecindario americano encabezados por el impresentable AMLO venden la desestabilizadora imagen de que en el país no rige el Estado de Derecho y la Democracia ni se garantizan los derechos humanos y las libertades fundamentales.

Con esta falacia, el mandón mexicano, ilegalmente, continúa impidiendo la transferencia al Perú de la Presidencia Pro Témpore del exitoso organismo de integración regional económica y comercial que es la Alianza del Pacífico. ¿Hasta cuándo se tolerará esto?

Doña Dina, o se pone las pilas y gobierna como ordena la Constitución en todo el Perú –y, en particular, en Puno– y defiende como se debe los fueros de la República en el extranjero, o esta transición política que se padece no da para mucho. ¡AMÉN!

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