Papiros de Tiresias
Recibí el bello poemario de Jorge Espinoza Sánchez, editado en México, cuyos versos nos trasladan a épocas donde lo mágico y clásico parecieran estar tan cercanos y nos fueran familiares; también hilvana nuevas historias sobre la historia con su particular estilo, el cual la embellece más y hace que nos provoque hurgar sobre lo acontecido en otras civilizaciones, haciéndonos partícipes de un pasado mitológico y, por momentos, creernos dioses. Es que cada verso nos conduce a un altar de donde no quisiéramos descender o donde quisiéramos eternizar nuestra estadía. Sí, ese altar imaginario a donde, mientras leemos, llegamos en un abrir y cerrar de ojos. Al respecto, Enrique Sánchez Hernani, escribe: “En este inusual libro para la tradición poética peruana, la música, el amor, la poesía y el desenfreno hallan su contención en una prosa poética de intenso lirismo, en sucesivas viñetas, casi independientes, que le sirven al poeta para razonar sobre la pasión y el erotismo, evitando el despeñadero de la palabra cruda o la descripción sicalíptica”.
Papiros de Tiresias es poesía, también historia, es sabiduría plasmada en versos para evocar un pasado, escrita en tiempo presente. Su lectura está impregnada con aroma propio de obras que están plasmadas en la misma lámina que los antiguos egipcios utilizaron como soporte para su escritura. Sus veinte poemas evidencian un manejo diáfano del lenguaje y las metáforas irradian madurez y son resultado de horas dedicadas a la lectura. Se siente que cada palabra cabe con precisión como si fuera su propia savia su propio adhesivo lo que le permiten enladrillar el camino que conduce a un pasado mitológico, donde al final prevalece la condición humana.
Cada verso es un agradable indicio que nos invita a ser testigos presenciales y suponer que el propio Tiresias vaticinó que estos versos se escribirían sobre papiros de estos tiempos para que seamos capaces de diferenciar las buenas nuevas de entre los oscuros augurios conque los mensajeros de la muerte quieren inundarnos y conducirnos por tenebrosos callejones sin salida, y para recordarnos que la palabra seguirá siendo el centro de la belleza y que al escribir siempre se piense en el supremo ser, el lector, es decir usted. Que perdure la magia para que esta sea un tobogán donde las condiciones híbridas de los sueños nos permitan hacernos sentir más humanos y no nos deje vegetar como las malvadas bestias que solo debieran existir como seres mitológicos.
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