¿Para bien o para mal?
Esta semana, a partir del domingo por la noche, el campo político se tiño de sangre, todo por un audio que involucraba al ex primer ministro Alberto Otárola, que originó un terremoto en las altas esferas del gobierno y, a la vez, su renuncia al cargo que ostentaba.
Este recambio, apresurado por las circunstancias, debe dar motivo a una reflexión ya no tanto en analizar lo que paso, sino ver que nos deparara el futuro. Existe un nuevo primer ministro quien deberá exponer su plan de trabajo frente a la representación parlamentaria, y es aquí donde no se deben perder las oportunidades para darle un verdadero giro al tratamiento que se viene dando a lo que ocurren a nuestro alrededor, en especial lo concerniente a la seguridad ciudadana. No es posible que diariamente los espacios noticiosos nos llenan de información relacionada con una serie de muertes producido por el sicariato, lamentable modo de vida que los delincuentes han encontrado y causan pánico entre la ciudadanía.
¿Qué hacer? La respuesta la debe dar el ejecutivo en su presentación en el congreso y este olvidarse del encono que le tiene para volcarse a dar, también, las soluciones para este álgido problema que viene incrementándose no solo en lo numérico, sino en sus modalidades. Así tenemos los robos en “manada” que se han producido en distritos donde la seguridad es óptima, aparentemente, como es el caso de Surco (avenida El Polo), Miraflores (óvalo Gutiérrez) y San Isidro (entre las calles El Parque y coronel Andrés Reyes), en los cuales unos 10 delincuentes premunidos de combas rompen las puertas de vidrio y proceden a robar, en estos tres casos, aparatos celulares de alta gama.
Nuestra capital y el resto del Perú no se merecen una policía a todas luces vencida por la delincuencia, debe proyectarse una política de perseverante inteligencia para saber de primera mano quienes son los autores directos, que planifican, quienes les facilitan las armas, en buena cuenta, toda actividad que nos depare al final del túnel la tranquilidad de vivir en paz.
Otro tema que debe marcar la pauta es lo relacionado a la economía, incidiendo como no puede ser de otra manera en la minería. De nada vale los esfuerzos que hagamos si dejamos de lado a la niña de nuestros ojos. El oro está en alza, el cobre, el litio en Puno, ciudad a la que se le está perdiendo de vista solo por la dejadez de las autoridades de no buscar los diálogos necesarios para que esa suerte de autismo entre el gobierno central y dicha región deje de ser una constante lejanía. Puno es nuestro, no permitamos que otro país lo quiera anexar.
Tía María, paralizada desde hace mucho tiempo no puede ser un ejemplo de desidia por parte de las autoridades. Al toro por las astas. Los conflictos sociales no pueden ser eternos que bloqueen proyectos que generaran puestos de trabajo, tanto más que son inversiones formales debidamente fiscalizadas y quien bien explicadas de seguro destrabaran este proyecto. El agro arequipeño debe estar seguro y tranquilo que se evitara el contacto de químicos con el agua, y así sus cosechas tendrán la pureza para su consumo.
Con todo lo anterior, aunque hay que pensar en una yuxtaposición, la Educación es un elemento importante para nuestro futuro, con buena economía, tranquilidad ciudadana y buena educación saldremos adelante; en lugar que el “carismático” ministro de justicia viaje a ver las cárceles de Bukele, ha debido proponer que la ministra de educación haga una pasantía en Finlandia y recoja lo mejor de su sistema educativo para aplicarlo en nuestro país, así se construirán más colegios y menos cárceles. Seamos realistas y no dejemos pasar la oportunidad que ahora se presenta. Ojalá sea para bien y no para mal.
El jueves que paso y al cierre de este artículo, el congreso tomo la dura decisión de inhabilitar por diez años a dos miembros de la Junta Nacional de Justicia, conozco a la Dra. Inés Tello desde cuando compartíamos la judicatura como Jueces Civiles, por sus virtudes me da mucha tristeza que su vida de funcionaria pública haya terminado así; lo merecía o no es un tema para un largo debate que ha de dilucidarse en el ámbito constitucional. Habrá cambios en la JNJ. Ojalá sea para bien y no para mal.
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