Para mis amigos todo, para mis enemigos la ley
Como bien recuerdan por ahí, al cardenal Juan Luis Cipriani los “sumos sacerdotes” del establishment progre/caviar -“dueños absolutos” de la intelectualidad nacional- lo crucificaron por “copiar” un par de párrafos de la autoría del papa emérito Benedicto XVI en un artículo en El Comercio hace unos años, cuando bien se sabe que no hay plagio en estos casos. Los sacerdotes no podrían oficiar misa ni hablar en nombre de Dios sin caer en esta práctica usual en el clero. Las encíclicas papales y las sagradas escrituras no tienen derechos de autor. Nada de eso les importó, había que destruir a como fuera lugar a Cipriani, el gran “cuco” de la izquierda y que hoy estaría desterrado en Roma para felicidad de sus eternos enemigos.
Sin embargo, descubiertos los -esos sí- flagrantes plagios en los que habían incurrido sus “amigotes”: el escritor Alfredo Bryce y el periodista Guillermo Giacosa la cosa fue diametralmente distinta; de pronto la benevolencia se apoderó de sus estrictos y rigurosos estándares intelectuales…no era para tanto, pecadillos veniales o algo así dijeron, los barrieron bajo la alfombra y asunto concluido. La omertá o ley de silencio funcionó. Hasta una película peruana sobre un libro de Bryce fue noticia hace unos meses. Todos felices comiendo perdices.
Ahora todo parece indicar que el escandaloso plagio y el fraude que acaba de descubrirse con la tesis del presidente Castillo “desarrollada” conjuntamente con su esposa para obtener un fraudulento grado académico de magíster en la Universidad César Vallejo -licenciada por esa entidad santa y sagrada que es la Sunedu- correrá la misma suerte… la de Bryce y Giacosa, naturalmente. Por cierto, el mismo dueño de dicha casa de estudios también plagió sus tesis… y no pasó nada.
Invocarán que se trata de una arremetida racista y clasista contra un humilde profesor del campo y su abnegada esposa por parte del perverso aprofujimontesinismo, la ultraderecha, la DBA o sabe Dios qué otra estupidez más por el estilo. Para variar, este escándalo que debería poner a este desgobierno tras las cuerdas o de rodillas por la magnitud de la falta/delito, será uno más de todo el rosario de tropelías que los peruanos tenemos que sufrir a diario por parte de la mafia que se ha apropiado del poder. Doble contra sencillo que no pasará nada.
Mañana sale otro escándalo igual o peor que tapará éste y así sucesivamente.
Pero eso sí, la monserga que con Keiko estaríamos peor se mantiene inalterable. Algo que repiten de manera oligofrénica los progres/caviares, la izquierda y hasta cierto sector de esa derecha cobardona y acomodaticia. Todos grandes culpables del caos que hoy vivimos, uno por el cual el país está yéndose al despeñadero directo y sin escalas y sin ningún viso de solución, salvo por el bendito “voto vigilante”... felizmente, ¿no?
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