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Paro agrario

Fecha Publicación: 11/05/2019 - 21:10
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En mi condición de presidente del Consejo por la Paz, he recibido el honroso encargo de la Confederación Nacional de Organizaciones de Productores Agropecuarios y Agroindustriales del Perú (CONPAAI PERÚ) y de un importante número de importantes instituciones agrarias de representarlas ante el gobierno en el conflicto existente y el anunciado paro agrario.

Nuestra posición sobre la materia es muy clara: suscribimos la mayor parte del petitorio presentado por Conveagro y los directivos de un sector de la Junta Nacional de Usuarios de los Distritos de Riego del Perú, pero no coincidimos en la necesidad inmediata e imperiosa de un paro agrario, con su negativa secuela social y económica, en la medida en que hay evidencia hasta el momento de la voluntad de diálogo del gobierno.

Los 3 millones de pequeños productores agropecuarios están secularmente abandonados pese a la existencia de una ley que protege la agricultura familiar –que por cierto está desfinanciada– y la evidencia palpable que generan el 70 por cierto de la oferta alimenticia del país.

Como pionero en la promoción y producción de quinua orgánica en el Perú desde 1985 y, en particular, en el departamento de Puno, puedo dar fe de la falta de apoyo y miopía de las autoridades que, como ocurre en general con el Ministerio de Agricultura, están perdidas en un enjambre burocrático protagonizado por sucesivos ministros que llegan por lo general a dicha cartera a cambiar personal y establecer nuevas directivas, muchas veces contradictorias.

Tal es el propio caso de la quinua en el que, en lugar de aprovecharse debidamente el ‘boom’ iniciado en Estados Unidos en el 2008, las políticas seguidas, como la creación del programa Pro Quinua en la Costa  –¿a quién se le ocurrió esa barbaridad?– provocaron una crisis y frenaron la expansión y contribución social de este milenario y maravilloso seudo cereal, primo hermano de la espinaca, y que es el único alimento vegetal que puede equipararse por su calidad y valor proteico a la leche.

La virtual quiebra de Agrobanco, siguiendo la vieja tradición del fenecido Banco de Fomento Agropecuario, ha sido provocada no por deudas impagas de pequeños y medianos productores –cuya tasa de morosidad es similar a la del resto del sistema bancario– sino por un hueco de 500 millones de soles creado por 47 grandes empresas que jamás debieron recibir ese dinero de todos los peruanos y que hasta ahora no pagan un centavo.

Como diría Vallejo, hay mucho por hacer y muchísimo por corregir.