ÚLTIMA HORA
PUBLICIDAD

Pasar por alto la actitud antidemocrática de Maduro desprestigia

Imagen
Fecha Publicación: 29/03/2024 - 21:00
Escucha esta nota

Nicolás Maduro es el mayor dictador vivo de América Latina –comparte esta oprobiosa membresía con Daniel Ortega de Nicaragua–, y los recursos a los que sigue acudiendo para mantenerse en el poder, ya dejaron de ser rentables políticamente para quienes lo han venido avalando por largo tiempo en la región. Es el caso de Luiz Inácio Lula da Silva, presidente de la República Federativa del Brasil, antiguo amigo del desaparecido Hugo Chávez, que no ha tenido más remedio que marcar distancia y terminar cuestionando la actitud del presidente de facto de Venezuela, que ha dejado fuera del proceso de elecciones, a la candidata de la oposición, María Corina Machado, y a la otra Corina, la candidata en su reemplazo, la filósofa Yoris. Ante dichos nefastos impedimentos que merecen la mayor censura mundial, se ha conseguido inscribir provisionalmente al prestigioso embajador en retiro, Edmundo González Urrutia, comprometido a cabalidad con la ardua tarea para la recuperación de la democracia en el hermano país llanero, y a quien conocí en el marco de mi participación como observador internacional en las elecciones del 5 de diciembre de 2015, en que la oposición recuperó democráticamente el control de la Asamblea Nacional, al arrancarle la mayoría al oficialismo chavista. Lo he llamado para felicitarlo y desearle los éxitos que él y Venezuela se merecen. Lula sabe muy bien que no se trata únicamente de asunto de cálculo político adoptar una posición sobre la grave crisis que vive Caracas. A estas alturas de su vida pública en el gigante sudamericano, que gobierna por tercera vez, está pensando en su prestigio como líder de la izquierda brasileña y acaso del progresismo latinoamericano.

Hay situaciones realmente escandalosas y marginales al derecho y a la democracia y del tamaño de una montaña, que no se pueden defender y Lula lo ha comprendido totalmente. Ningún actor político serio, sea de izquierda o de derecha, en Sudamérica o en el mundo, podría optar por la actitud más cómoda, que es pasar por agua tibia la realidad en Venezuela. Hasta Gustavo Petro, el primer mandatario colombiano de izquierda, y el presidente liberal de Argentina, Javier Milei, con quien el jefe de Estado cafetero está enfrascado en una reciente crisis diplomática, han salido al frente contra la inconducta de Maduro. Todos saben que adoptar una actitud timorata, pusilánime y tibia respecto de Maduro, lo único que va a generar, será el señalamiento perpetuo por la falta de principios para decirle al dictador sus verdades, superponiendo la axiología política que tiene siempre carácter innegociable, y más bien, poniendo en riesgo la imagen construida y, por tanto, colocando en el umbral del abismo el destino de sus reputaciones, pues los cargos pasan, pero la actitud asumida quedará registrada para siempre en la retina social de los pueblos para incriminar con factura política y social de por vida a quienes con el silencio o la posición endeble, han terminado avalando aquello que solamente merece ser reprobado por un verdadero demócrata sin ideologías, sea de derecha, centro o de izquierda.

Excanciller del Perú e Internacionalista

Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, Twitter, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.