PASO sin piso
“Y sin embargo, se mueve”, dijo Galileo al ser coaccionado a retractarse sobre su afirmación de que la Tierra gira alrededor del Sol. Una situación parecida ocurre con las elecciones primarias. La Comisión de Constitución del Congreso impulsa una reforma electoral. Algunos sostienen que sin las PASO (Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias), las elecciones son inviables y así, buscan detener el dictamen de esta comisión mediante fuertes calificativos. La tildan de “contrarreforma electoral”, prediciendo una proliferación descontrolada de partidos políticos, con empresarios respaldando estas críticas. ¿Por qué adoptamos el modelo argentino como una ecuación infalible? Desde 2019, la ley que contempla las PASO en Perú ha sido aplazada su implementación dos veces por falta de consenso político y tiempo para su organización. En la práctica, es complicado exigir la participación obligatoria en elecciones primarias costosas y agotadoras. Voltaire diría: “Lo perfecto es enemigo de lo bueno”.
Es alentador que la Comisión de Constitución aborde la reforma electoral, algo impensable hace meses. La cuestión es cómo garantizar que beneficie a los electores y genere gobernabilidad, centrando el enfoque en la singularidad y transparencia.
Primero, la singularidad implica transformar nuestro sistema electoral en un proceso único, no una réplica de modelos extranjeros. Siempre se ha dicho que el diseño peruano se asemeja más al uruguayo, donde las primarias no son obligatorias para el ciudadano, a diferencia de Argentina. No tiene sentido avanzar hacia primarias obligatorias sin evaluar los efectos de los cambios en nuestra Ley de Organizaciones Políticas. ¿Hemos logrado mejorar la calidad de nuestros representantes con el 80% de candidatos elegibles por democracia interna? “Los Niños” y otros representantes de los últimos congresos deben hacernos reflexionar sobre nuestros errores.
En veinte años, hemos llegado a más de 25 partidos políticos sin verdadera representatividad ni calidad. Los electores necesitan partidos políticos con reglamentos firmes y principios claros que atraigan a personas comprometidas con el país. Las cúpulas partidarias son necesarias para la organización y la jerarquía, y podrían decidir a sus listas de candidatos. El control de los más capacitados y experimentados es beneficioso en cualquier organización. Un auténtico partido político ordena, educa políticamente a sus militantes y enriquece el debate público. Desafortunadamente, los partidos se han llenado de personas con acusaciones y vicios, lo cual no es una consecuencia de no tener las PASO.
Segundo, la transparencia implica que los partidos mejor organizados resalten en las elecciones primarias. El elector se interesa tanto en el resultado como en el proceso. Con voto no obligatorio para el ciudadano, es más probable que haya más de una lista por partido como sucede en Uruguay y otros países. En Argentina, por ejemplo, partidos como La Libertad Avanza de Milei y otros, solo presentaron una lista única para las primarias obligatorias.
Las elecciones primarias deben llevarse a cabo, según las dos primeras alternativas del dictamen de la Comisión de Constitución: elecciones con voto universal, libre, voluntario, igual, directo y secreto, ya sean abiertas a todos los electores o cerradas solo a afiliados. Pero, el dictamen no debería contemplar la tercera alternativa que establece procesos indirectos a través de delegados, porque ya no califican como elecciones primarias.
Este tema aún debe ser debatido en el Pleno y podría modificarse con una postura negociadora. Necesitamos elecciones primarias, pero no necesariamente obligatorias. Tras haber aprobado la Bicameralidad y eliminado la no reelección, aún nos enfrentamos a temas pendientes, como la renovación por tercios del Parlamento, el voto preferencial y otros aspectos relevantes. Estas cuestiones son cruciales para el fortalecimiento de nuestro sistema democrático y requieren una reflexión profunda y un análisis detallado para garantizar que cualquier cambio legislativo responda verdaderamente a las necesidades de la ciudadanía y contribuya a la mejora de la gobernabilidad y la representatividad en el Perú.
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