Pataleta con pijamada incluida
Delia Espinoza, aún titular del Ministerio Público, presentó una denuncia penal contra Patricia Benavides y las personas que la acompañaron en su ingreso “no autorizado”, el pasado 16 de junio, a la sede central de la Fiscalía de la Nación, hecho que la entidad calificó como “irrupción” (entrada impetuosa en un lugar) (?). La singular denuncia señala que Benavides y sus acompañantes cometieron delitos contra la administración pública, incluyendo usurpación de funciones y resistencia a la autoridad. También se les imputa perturbación de la tranquilidad pública y usurpación agravada, lo cual es alejado de la realidad, y basta ver los videos.
En el escrito, Espinoza detalla también que durante su “irrupción” Benavides se presentó como fiscal de la Nación, pese a no contar con “el reconocimiento oficial de la Junta de Fiscales Supremos ni con habilitación institucional para ejercer el referido cargo”. No olvidemos que Espinoza y compañía se atrincheró en las oficinas y organizó una vigilia, realmente vergonzante. Frente al intento de reposición de Benavides, la Junta de Fiscales Supremos ratificó su independencia institucional y reafirmó la designación de Espinoza como fiscal de la Nación para un periodo de tres años, mediante el Acuerdo N.º 6579-2024 del 18 de octubre. En ese sentido, anunciaron que no acatarán la resolución de la Junta Nacional de Justicia (JNJ) que dispone la reposición de Benavides.
Hay que recordarles a los fiscales supremos —que carecen de comprensión lectora— que la Junta Nacional de Justicia no está nombrando a una nueva fiscal, sino rectificando lo que consideró un error legal, que es la destitución de Benavides. Lo que tiene que hacer la Junta de Fiscales Supremos es cumplir con el mandato de la Junta Nacional de Justicia; cualquier otra cosa es delito.
El trasfondo de esta ignominia va más allá de cargos o decisiones administrativas; el cargo de fiscal de la Nación es estratégico porque solo esta figura puede iniciar investigaciones contra altos funcionarios como el presidente de la República y congresistas. Espinoza se está aferrando al cargo y arrastrando al Ministerio Público a una crisis institucional; en buen romance, estamos siendo testigos de una pataleta de Espinoza.
Es mejor que lean lo que dice el diccionario de la Real Academia Española (RAE), sobre el significado de “restitución”: acción y efecto de restituir. Reintegración de un menor o de otra persona privilegiada en todas sus acciones y derechos. En términos legales, la restitución se refiere a la acción de devolver algo a su legítimo propietario o a la situación anterior a una injusticia. Puede implicar la devolución de bienes, derechos o incluso la compensación por daños y perjuicios. La restitución implica el restablecimiento de un derecho o situación legal que ha sido vulnerado, según la RAE.
En derecho romano, se refiere a la reintegración de una persona a su situación anterior a un acto que le causó perjuicio. En términos sencillos, somos testigos de una pataleta y vigilia que desprestigia a la alicaída institución que es el Ministerio Público, que persigue el delito y no que apaña el delito.
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