Pataz y sus multiversos
Las reacciones provocadas por el asesinato de 13 trabajadores mineros ocurrido en Pataz expresan claramente cómo Gobierno, Congreso y empresarios perciben nuestra realidad social cual multiversos donde los actores cumplen roles según los intereses que persiguen quienes analizan este lamentable suceso.
Un primer multiverso muestra a un gobierno que reacciona ahora sí con medidas adecuadas, pero a destiempo. Esto demuestra que no tiene oficio ni competencias para anticiparse o ganarle una guerra a su fatal enemigo: la criminalidad. La conferencia de prensa del lunes en Palacio de Gobierno debió realizarse hace mucho tiempo.
El Estado debe retomar el control de territorios tomados por bandas criminales y grupos terroristas, e implementar una estrategia que combine inteligencia y represión focalizada contra estos agentes anárquicos que sí tienen claro su objetivo: liberar territorios que estén fuera de las reglas de juego del Estado-nación. No puede existir un mínimo territorio nacional donde prime la ley del más violento. Necesitamos ciudadanos que ejerzan su libertad, no súbditos sometidos a poderes autoritarios fragmentados.
Un segundo multiverso muestra a una economía formal que expresa su malestar por la inacción del Estado, a través de comunicados que también ponen en evidencia su visión fragmentada de la realidad: formales versus informales. Derogar una norma no elimina la existencia de mineros informales e ilegales en el mundo real, a quienes, por cierto, no podemos distinguir en la cotidianidad regional, porque ambos mundos conviven hace años sin poder diferenciarlos. ¿De qué antagonismo estamos hablando?
Los empresarios formales, en especial los mineros, deben asumir la realidad que existe. Esta no desaparece porque la nieguen. Son dos caras de una misma moneda conectadas por la misma explotación minera que tienen en común. La ilegalidad, por cierto, debe combatirse sin que nos tiemble la mano. Pero esta batalla no les es ajena. Los involucra más allá de discursos críticos contra el gobierno de turno. Los involucra en la concepción de la estrategia para combatirla. No pueden ponerse de costado, constatar la incapacidad del gobierno y pedir que se asuman responsabilidades políticas. La economía política de nuestra minería no puede dividirse entre economía y política. Ambas son parte de la misma realidad y comprometen a los mismos actores. ¡Basta de evadir la realidad y no comprometerse realmente con encontrar soluciones concretas!
Un tercer multiverso muestra a un Congreso convertido en cómplice silencioso de un anarcocapitalismo ilegal que aprovecha la ambigüedad de las reglas de juego social para continuar su avance incontenible en tomar control de los territorios que libera. Pataz es solo un ejemplo de estos multiversos que conforman nuestra realidad socioeconómica, uno de tantos que ocurren a diario en aquellos lugares que se han convertido en remotos para las élites que gobiernan, representen a poderes consolidados o poderes emergentes.
¡Cuidado! Nada peor que negar la realidad social que nos rodea. No cometamos errores del pasado, cuando permitimos que la violencia desatada por Sendero Luminoso resolviera lo que únicamente puede hacerlo una democracia fuerte y sólida, y que debemos convertir en pilar fundamental de la agenda electoral.
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