Patria u odio

“Patria” implica lucha común. Víctor Andrés Belaunde destruyó la teoría de la lucha de clases por un sentimiento común al que llamó “peruanidad”. Es el dilema entre el amor y el odio. El amor llama a una batalla juntos, a la entraña de una nostalgia que nos supera cuando viajamos, a un dolor común con los que sufren. El odio camina de plaza en plaza con la cizaña destructiva en la boca.

La lucha de clases es una dialéctica interesada cuyo único fin es debilitar las relaciones sociales para tomar el poder. Con una clase media expansiva, con una ética trascendente, con la familia como disuasivo para no abrazar a la muerte como ideario de guerra y con una identidad que excluye cualquier diferencia, el socialismo fracasa. Salvar al país pasa por sumar.

“Patria” es la tierra y la memoria de los muertos, el recuerdo de los padres, la gratitud con los héroes y, por tal, nada más antipatriótico que alimentar odios que buscan el poder porque para el socialismo no se trata de gobernar, sino de tomar el poder. Su meta no es el desarrollo, sino el enquistamiento perpetuo de una elite partidaria dispuesta a la destrucción de la economía y de la sociedad. El odio no reconoce la libertad, fabrica pobreza porque solo esta produce la dependencia que a la burocracia socialista le permite prevalecer.

El socialismo es contrario al patriotismo porque su ideario es transnacional, con lo que el nuevo coloniaje regional es regido por las autocracias rojas más antiguas o sólidas. El Perú puede perder en ese proceso su bandera, su memoria y hasta su nombre. ¿Imaginan un nombre nuevo para el Perú desde la pérfida imaginación de Evo Morales o Nicolás Maduro? Con el socialismo no hay individuos ni proyectos de vida.

Vale decir esto para recordar que aún hay algunos pocos que reclaman a Pedro Castillo y que más que ideologismo, lo suyo y lo del habitante de Barbadillo, es la traición y el odio al Perú. La data es clara, si Venezuela y Argentina comandan los niveles de inflación, si los países signados por el Foro de Sao Paulo están centrados en destruir a sus pueblos y si las naciones más pobres son las que eligieron obtusamente a sus esclavizadores leninistas, ¿por qué el Perú no se une para dar fin a la pesadilla que ha significado la izquierda en la historia?

¡Hagamos patria!

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