Patrimonio musical del Perú
Por Willy Terry Sáenz
La obra de Felipe Pinglo Alva, el vate inmortal, tuvo que esperar más de ochenta años para lograr esta declaratoria que ningún descendiente directo pudo enarbolar. Jamás hubo marketing alguno, campaña publicitaria o noticia mediática que gestara este hecho. Solo tres momentos en el año fueron y son suficientes para recordarlo y privilegiar su obra; el día que nació, el día que murió y el 31 de octubre. Muy poco para un personaje de la envergadura musical de Pinglo y para el legado musical que nos heredó y que los criollos hacen suyo en un afán de conservarlo y mantenerlo vigente.
Estamos seguros que nuestra entusiasta e incipiente política cultural no conoce los pormenores del avatar diario por el que atraviesa la música criolla; y las instituciones cercanas como el Centro Social y Musical Felipe Pinglo Alva, siguen haciendo denodados esfuerzos para poner en valor la obra musical de su representado. En este contexto y hace pocos años atrás, se gestó este histórico reconocimiento, y debo decir que aquí jugó un papel importante la participación de Celeste Acosta Román, comunicadora radial con su programa El Heraldo Musical, hija de don Manuel Acosta Ojeda y miembro de la directiva pinglista, quien tuvo que ver con la culminación de esta gesta en solemne declaración y mostrada de la mejor manera al gran público.
Importante mencionar que esta iniciativa trazó una ruta de posteriores reconocimientos que derivaron en las personas y memorias de Isabel Granda Larco, Eduardo Márquez Talledo, Manuel Raygada Ballesteros y Augusto Polo Campos. Pero transcurre el tiempo y pareciera haberse apagado la luz de merecimientos, toda vez que hay una larga lista que necesita con suma urgencia ser presentada, conocida y reconocida por la nueva generación; sin embargo, creemos que nuevamente el desconocimiento y el poco interés en preservar nuestra riqueza cultural, reina en las instituciones correspondientes.
Hagámonos sentir, vivimos una época en la que el clamor popular parece ser atendido. Cabe un petitorio formalmente elaborado, con el respaldo de las instituciones y colectivos que velan por la difusión de nuestro acervo. Apuntemos a organizarnos, se trata de nuestros referentes, de nuestra memoria musical, se trata de un largo tiempo de espera.
Dejemos la individualidad para el escenario; fuera de él también nos necesitan y en la medida que la labor artística sea integral, los resultados serán siempre los esperados.
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