”Paz de Pascua”

El presidente de Rusia, Vladímir Putin, ha anunciado una tregua unilateral con motivo de la Pascua ortodoxa, que se extenderá desde el sábado 19 hasta la medianoche del lunes 21 de abril. Esta pausa temporal en los combates llega en medio de una etapa decisiva de la guerra en Ucrania, que desde la invasión rusa en febrero de 2022 ha dejado miles de muertos, millones de desplazados y profundas heridas geopolíticas.
Con más de tres años de conflicto, el frente oriental sigue siendo escenario de intensos combates. Ambos bandos han reforzado sus esfuerzos militares y diplomáticos en los últimos meses. Ucrania, gracias al fortalecimiento de sus líneas defensivas y al respaldo armamentístico de países como Estados Unidos, Alemania y otras naciones de la OTAN, ha logrado contener múltiples ofensivas rusas, especialmente en Donetsk y Lugansk. Los recientes paquetes de ayuda incluyen sistemas antiaéreos avanzados, drones tácticos y misiles de largo alcance, que han sido fundamentales para frenar el avance ruso.
Sin embargo, Moscú no ha retrocedido. En abril, las tropas rusas lanzaron una ofensiva a gran escala en la región de Járkov, con el objetivo de debilitar el control ucraniano en esta zona clave. La escalada ha incluido intensos ataques aéreos y de artillería, que han dañado infraestructura civil y provocado nuevas olas de desplazamientos. De acuerdo con datos recientes de la ONU, más de 150 mil personas han sido desplazadas solo en lo que va del año.
Mientras tanto, las negociaciones de paz continúan estancadas. Las conversaciones en Estambul no han logrado avances sustanciales, debido a la negativa del Kremlin a retirar sus tropas de los territorios ocupados y a la firme postura del presidente Volodímir Zelenski, quien insiste en la recuperación plena de la soberanía ucraniana.
En lo económico, Ucrania atraviesa momentos difíciles. A pesar de la ayuda internacional, las pérdidas en infraestructura, la caída de la producción agrícola y el éxodo masivo han provocado una contracción del PBI estimada en 6 % para 2025. Sin embargo, la sociedad civil continúa demostrando una fuerte resiliencia: se han formado redes comunitarias de apoyo, iniciativas de reconstrucción local y esfuerzos de autogestión.
Más allá del frente de batalla, la guerra en Ucrania simboliza una lucha más amplia por la autodeterminación de los pueblos frente a la agresión autoritaria. El desenlace aún es incierto, pero algo es claro: la resistencia ucraniana ha desafiado todas las expectativas. A más de tres años del inicio del conflicto, la guerra en Ucrania sigue siendo una herida abierta en Europa y un desafío constante para el orden internacional.
La tregua pascual propuesta por Putin ofrece una pausa momentánea, pero no resuelve las causas profundas del conflicto. Mientras la diplomacia fracasa y los combates continúan, el futuro de Ucrania depende no solo de la resistencia de su pueblo, sino también del compromiso sostenido de la comunidad internacional por defender la paz, la justicia y la soberanía.

Por Ian D. Paredes

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