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Pedido de vacancia

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Fecha Publicación: 30/11/2021 - 21:20
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Se presentó la moción con las firmas exigidas y se ha iniciado el procedimiento para vacar al que ejerce la Presidencia de la República a quien se ha remitido copia de la misma. En la sesión de aquí a una semana se dará cuenta de ésta al Pleno del Congreso y en la siguiente se votará su admisión a trámite que requiere el voto favorable no menor al 40 % de los parlamentarios hábiles, más o menos 50 congresistas.

Al pergeñar estos renglones, no se sabe si las bancadas promotoras de la iniciativa superarán esta valla aritmética para que pueda proceder el posterior debate y votación del pedido de vacancia. Veremos.

En el ínterin, ocupémonos de la moción de marras de casi veinte páginas que, como es obvio, divide a tirios y troyanos y a la variopinta legión de constitucionalistas y opinólogos. Según los tirios –que serían los que se oponen al pedido- los fundamentos de las imputaciones contra el Primer Mandatario no están probadas y, en todo caso, serían materia de antejuicio o juicio político cuando éste concluya su mandato además de descalificarla por antidemocrática, golpista, inoportuna y que atenta contra la gobernabilidad y otras extraviadas razones por el estilo puesto que el país padece hace más de cien días de un creciente y peligroso desgobierno.

Los troyanos, por el contrario, consideran que el pedido es admisible no porque quien ocupa Palacio no está capacitado para gobernar -que también- sino debido a que lo que se debate políticamente por esta causal constitucional es si la conducta presidencial se ajusta a la ética exigible a la máxima función pública y si su comportamiento se adecúa al estándar moral, por lo que para ello no se necesitan más pruebas legales que los propios actos funcionales del sometido a la vacancia.

La verdad, estamos con los troyanos y, en particular, con el reconocido jurista Domingo García Belaunde. Como él, creemos que pudo abreviarse los fundamentos de la moción y añadir que este jefe de Estado es destituible por “permitir” la vergonzosa intromisión del extranjero Evo Morales en la política peruana mellando su soberanía y por apañar –por usar un eufemismo- el “escándalo del baño” protagonizado por el entonces secretario general del despacho presidencial. Continuará. ¡AMÉN!

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