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Pedro Castillo: el gran enemigo del Perú

Fecha Publicación: 27/09/2022 - 22:55
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Todos los temores de aquellos congresistas que votaron en contra de la autorización de viaje para Castillo se confirmaron con creces. La eventual aprobación de su discurso no hubiera sido garantía de nada. La Cancillería está llena de manos negras, algunos en altos puestos internacionales, que lo manejan como un títere. Se aprovechan de su ignorancia para servir a sus propios intereses o a la agenda de sus patrones. Fue una torpeza que lo dejaran salir, espero que hayan aprendido la lección. Su absoluta incapacidad no tiene remedio.

Tuvo la audacia de declarar que el Acuerdo de Escazú es un instrumento para afirmar nuestra soberanía. Estoy segura de que jamás lo ha leído y no tiene la más parda idea que es indispensable que este tratado multilateral sea ratificado por el Congreso para que entre en vigor y sea exigible en el Perú. La Comisión de RREE del Congreso lo ha archivado en dos oportunidades. Actuaron con responsabilidad, pues este Acuerdo es muy peligroso, nos deja a merced de ideologizadas ONG ecologistas y claramente limita la soberanía y la explotación de los recursos naturales sobre nuestro territorio.

Penoso reconocerlo, pero Castillo no significa nada ni le importa a nadie en la comunidad internacional y eso, desafortunadamente, podría hacerse extensivo a nuestro país. Su infame discurso no ha tenido el mayor rebote, a pesar de la gravedad de sus declaraciones. Sus palabras se han tomado como de quien vienen; todos lo conocemos, catorce largos meses en el poder lo han desnudado absolutamente.

Ya se le está coordinando una visita al Papa Francisco para el próximo octubre, sobre la base de que es necesario estrechar relaciones con el Vaticano. Pudieron buscar una excusa más creativa. No hay nada que fortalecer; el Perú no mantiene relaciones comerciales con la Iglesia Católica. Eduardo Román, Embajador del Perú ante la Santa Sede, sabe perfectamente cómo cumplir con sus obligaciones. El Congreso no lo debe permitir. Que no les tiemble la voz ni se vengan con remilgos o mojigaterías porque se trata del Santo Padre. Difícil, pero confiemos que César Acuña y José Luna no sigan haciendo tratos por debajo de la mesa, sobre todo este último que impidió la censura del ministro Huerta.

Los partidos políticos con dueño como Podemos o APP le hacen un daño inmenso a la democracia. Tienen a la mayoría de sus congresistas en planilla e incondicional propiedad sobre su voto. Atentan permanentemente contra el equilibrio de poderes y anulan prerrogativas constitucionales como la vacancia presidencial. Aun cuando agravian permanentemente a la ciudadanía y solo merecen repudio, reciben millones del Estado.

En efecto, este año se distribuirán más de S/ 15 millones entre los partidos políticos que integran el Congreso, a fin de que no estén a merced de intereses privados o donantes importantes. El papel aguanta todo porque en la práctica evidentemente no se cumple.

La cuestionada ONPE solo fiscaliza que se rinda cuentas, pero no la calidad del gasto. Las capacitaciones e investigaciones se contratan a amigos, partidarios o testaferros para que todo quede en familia. Vale decir, con dinero de todos los peruanos se paga a estas instituciones profundamente ineficientes y mercantilistas que no han sido capaces de librar al país del corrupto en el poder.

Imperativo hacer una reforma política sin populismo. Desde reinstaurar la bicameralidad y la reelección de congresistas y autoridades subnacionales, hasta dejar sin efecto el voto preferencial que fomenta una competencia desleal entre los candidatos de un propio partido. Las grandes preguntas son: ¿Cuándo tendremos políticos honestos y preparados para hacerla? ¿Qué es primero: el huevo o la gallina?

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