Pedro Castillo o Pedro Navaja
A estas alturas del año ya no sé si reír o llorar por tanto tema político que sólo entorpece y perjudica nuestra viada emprendedora. A raíz de las acciones tan descaradas de corrupción de nuestro presidente, me fue imposible no recordar a su tan sonado tocayo, Pedrito Navaja, y ver todas las similitudes que tienen.
Por la esquina del viejo barrio lo vieron pasar (Breña), siempre con las manos en el bolsillo de su gabán (en su caso es la casaca que usa Evo, Maduro y compañía), para que no sepan en cuál de ella lleva el puñal (en su caso es la coima por las licitaciones de Petroperú), ni qué decir del sombrero de ala ancha de medio lado, que no se lo quita ni para dormir.
Es increíble cómo en tan poco tiempo una sola persona se ha encargado de desbaratar toda la investidura de un presidente, cómo las principales actividades económicas del país se han visto tan afectadas y esto poco a poco irá afectando a toda la población, estamos a varios meses de distancia de ver el resultado de esa parada radical de la minería y demás sectores afectados. Sinceramente no entiendo qué tiene que pasar para que Pedro “Navaja” Castillo dé un paso al costado, el nivel de escándalo es muy alto, al punto que el partido al que pertenece ya empezó a desbaratarse.
Entonces, ¿qué hacemos nosotros los emprendedores cuando el principal responsable de generar un ecosistema adecuado sólo lo vuelve más complicado? Llegó la hora de mirar hacia afuera, los mercados en el mundo cada vez son más accesibles y en esta coyuntura nacional, es importante buscar espacios con mayor estabilidad y seguridad.
Siempre he considerado que el Perú tiene excelentes condiciones para todos los emprendedores, pero con el dólar por los cielos, la inestabilidad política y la corrupción que cada vez es más descarada en este gobierno, el Perú se ha vuelto un espacio hostil para invertir. Estamos a puertas de una nueva celebración navideña, y el terrible sinsabor que nos alberga hace meses debemos dejarlo de lado siquiera por estos días, pero no podemos empezar un nuevo año con ánimos de derrota, esos ánimos que te dan el ver claramente cómo nuestro país viene siendo consumido por ladrones y nada pasa... ya llegó la hora de hacer cambios importantes por todos y cada uno de nosotros. Disfrutemos la Navidad en familia, pero no olvidemos la dignidad de nuestro país. Despídete de una vez, Pedro, ya no hagas más daño.
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