¡Pedro Francke se quitó la careta de “moderado”!
Pedro Francke declaró -suelto de huesos- que le picaba el ojo y le hincaba el hígado ver autos lujosos de 200 mil dólares por la calle.
Finalmente, el economista se quitó esa careta de “moderado” con la que engañó a muchos ingenuos que no recordaban que este es tan rojo como su jefa Verónika Mendoza.
Olvidaron, pues, que, hace poco, el hoy ministro de Economía era el columnista estrella del portal web ultraizquierdista Wayka y de la revista zurda de César Hildebrandt. Lo dicho por Francke, además de develar su miserable resentimiento, es totalmente contradictorio porque él se moviliza, en su calidad de ministro, en un vehículo Lexus de 150 mil dólares. Debería, siguiendo su lógica rencorosa, andar con hemorroides por posar sus nalgas en tremendo “insulto a la pobreza”. Evidentemente, los izquierdistas odian a quienes generan riqueza porque gracias a ellos cada día alguien más sale de la miseria. Y, si no hay pobres, los rojos se quedan sin votantes.
Esta aversión a los “ricos” explica el proyecto de ley de delegación de facultades que el Ejecutivo envió al Congreso para legislar en materia tributaria. Pedro Francke pretende aumentar el Impuesto a la Renta (IR) a quienes ganen más de 300 mil soles al año, pese a que son ellos los que, por percibir mayores ingresos, pagan más tributos. Me pregunto: ¿alguien que gana unos 6,250 dólares al mes es “rico”? Por supuesto que no, por lo que la propuesta del titular del MEF también afectará a la clase media.
Es, precisamente, a este grupo -que es el motor del país- al que se le pretende hacer que pague más IR de primera y segunda categoría por alquilar viviendas o vender propiedades, respectivamente. También se quiere aplicar el Impuesto General a las Ventas (IGV) a los servicios de streaming, como Netflix, por ejemplo, con lo que al consumidor le costará más dinero acceder a estas aplicaciones.
En cristiano, Pedro Francke intenta acogotar a los que siempre pagan impuestos en el país, cuando lo que debería hacerse es ampliar la base tributaria. O, más simple aún, el presidente Pedro Castillo tendría que declarar en un mensaje a la Nación que abandona completamente su objetivo de instalar una asamblea constituyente.
¡El dólar dejaría de subir inmediatamente! Pero ello no sucederá porque la administración de Castillo pretende hacerse de más impuestos para repartir bonos y más bonos. Quieren subsidiar con migajas a los pobres para que estos no reclamen ante el destrozo que viene ocasionado este Gobierno.
De ninguna manera, entonces, el Congreso de la República puede otorgar facultades legislativas al Ejecutivo. Sería como entregarle un arma a un carterista.
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