Peligro letal
El Congreso ha aprobado, por insistencia, una ley archipopulista que autoriza que los serenos usen armas no letales. El Ejecutivo había observado la norma al subrayar que la fuerza pública es ejercida de forma exclusiva por la Policía Nacional y, de manera excepcional, por las Fuerzas Armadas. En efecto, es la PNP la que debe luchar contra la inseguridad ciudadana, cada vez más feroz por la presencia de malhechores extranjeros, y no los cuerpos de serenazgo.
Lo anterior mencionado es simple sentido común: a diferencia de los militares y policías, los serenos no llevan a una carrera de años de preparación para hacerle frente a la criminalidad. Su labor se ciñe meramente en resolver algunos problemas reportados por los vecinos, como que haya una fiesta muy ruidosa o un grupo de personas bebiendo licor en un parque. Repito: la tarea de los serenos no es luchar contra la delincuencia.
La penosa muerte de un sereno en Surco, que fue baleado por el sanguinario ‘Maldito Cris’, recientemente abatido por la Policía, evidencia que este personal municipal no es capaz de reducir a facinerosos.
La norma aprobada en el Parlamento, además, pone en riesgo la vida de los serenos porque los delincuentes no van a dudar en dispararles sabiendo que ahora podrían tener pistolas con perdigones de goma o tipo tasers.
Esta ley, a su vez, abre la puerta a la intención caviar de municipalizar la Policía. Cada municipio podría contar con una milicia (por lo pronto armada con armas no letales, pero más adelante pedirán armas letales cuando caigan muertos los serenos por culpa de la norma) a su merced para supuestamente combatir la delincuencia. Lo peligroso de esto es que alcaldes corruptos tendrían bajo su poder a cuerpos armados prestos a disparar hasta a la misma Policía.
¿Se imaginan qué hubiera pasado si el comunista Vladimir Cerrón, en su etapa como gobernador regional de Junín, contaba con su propia “policía municipal”? ¡Hubiera atentado contra todos sus detractores!
En conclusión, dado que la responsabilidad de luchar contra la inseguridad ciudadana es del Gobierno, a través de la Policía Nacional, y no de los municipios, se requiere inversión en los hombres de verde para que estos, que sí cuentan con la preparación adecuada para lidiar con forajidos, cumplan con su labor correctamente: ¡no es posible que tengan chalecos vetustos y cascos rotos! El resto es puro fuego artificial.
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