Peligrosa apatía de los peruanos
Antes de seguir adelante con el embate comunista que lideran los cerrones, castillos, torres y el resto de esta tribu marxista que se ha propuesto convertirnos en colonia de Cuba y par de Venezuela, es fundamental compulsar el ánimo de los peruanos. ¡Es su futuro, el de sus familiares, amistades, etc. lo que está en juego, amable lector! No hablamos de otra cosa que de la pérdida de su libertad para determinar lo que mejor le convenga para conservar su patrimonio y su desarrollo familiar, personal, profesional, etc. ¡Hoy está en riesgo la pérdida de todo aquello y muchísimas cosas más, señores! ¡Pero inconcebiblemente parece que nadie repara en el gravísimo trance en que están el país y cada uno de ustedes! Porque da la impresión que la mayoría de ciudadanos prefieren quedarse sentados, pasmados, idiotizados en vez de encarar esta escabrosa realidad. ¡Vamos pues señores! ¡Despierten de esos sueños de opio o de lo que fuere! Estamos seguros de que si en este mismo instante usted recibiera la llamada de algún encuestador, respondería poniéndole paños tibios a su veredicto.
¡Es la característica del peruano oprimido a la que se refiere la estrofa de Himno Nacional que, con enorme criterio, sustituyó el entrañable ex presidente Alan García! Porque si en algún instante de su vida –dependiendo de su edad– usted ha sentido que el comunismo le respiraba en la nuca (como ocurrió en tiempos de Velasco Alvarado); o se ha puesto a estudiar al detalle cómo Venezuela –un país claramente más rico que el nuestro, donde hoy su gente subsiste en la peor miseria– pasó a ser la mortífera cárcel que es, sin que a su debido tiempo sus ciudadanos comprendiesen la realidad, pues estamos convencidos de que otra sería su reacción en este mismo momento en que nos está leyendo.
Si aún no ha imaginado lo que puede sucederle; si sigue usted dejando hacer, dejando pasar; si insiste usted en creer que esto es invento o exageración de algunos loquitos anticomunistas; si persevera usted en asumirse más listo que los demás, entonces no ponga en duda, amable lector, que antes de finalizar este año el comunismo asentará definitivamente su poder en todo el Perú. Y, consecuentemente, usted habrá pasado a ser un preso político privado de todos los derechos y libertades de los que aún goza.
¡Así de fácil resultan las revoluciones comunistas! Porque, finalmente, cuando la gente despierte de su letargo facilista y pretenda enfrentarse al régimen opresor, la represión será infranqueable. Si aún no han reparado, el régimen marxista que preside Castillo ha nombrado a centenares de prefectos y subprefectos, todos afiliados a Perú Libre; y los ministros, viceministros y principales autoridades de la administración pública han sido sustituidos por fanáticos operadores del partido de gobierno.
Además, Castillo ha designado a las más importantes mandos policiales, todos simpatizantes del régimen; y sigue insistiendo en hacer lo mismo en las Fuerzas Armadas. ¡El cerco represivo ya está organizado!
El pesimismo está plenamente justificado por la atroz apatía de la sociedad peruana.
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