Pensando en el 2050
“Sería uno de los países más competitivos (…) Se vislumbra como meta que al 2050 el ingreso per cápita sea llegar a los US $ 30,000 por ahora nos encontramos en US $11,000 (…) Un 70 % de la población urbana tendría acceso a viviendas con servicio de agua, electricidad y telefonía, con mayor amplitud de internet”. Ah, y por si esto fuese poco, el entrevistado resalta que el Gobierno de ese país idealizado está hoy “manejando muy bien el sistema inflacionario”(sic). ¡Qué maravilla, mejor que el popular “Parlamanías”! ¿Cuál es ese país del futuro casi idílico? Pues, si no adivinan, el Perú. ¿Quién lo dice? El presidente del CEPLAN que si no identifican la sigla significa Centro Nacional de Planeamiento Estratégico.
Además, dicho entusiasta alto funcionario manifestó que todo ello se sustenta en el Plan Estratégico de Desarrollo Nacional al 2050 que reemplazará al decenal Plan Bicentenario tristemente vapuleado por la realidad y que el mismo sería aprobado próximamente por el Consejo de Ministros, aunque no sabemos si lo será por el actual gabinete o por el quinto que se rumorea o tal vez por el sexto de este desgobierno de pesadilla.
No negamos el empeño puesto por el CEPLAN y tampoco que una debida planificación de mediano y largo plazo es fundamental para proyectar el crecimiento y desarrollo económico y social de un país. Pero, viviendo el caos institucional y político que estamos sufriendo gracias al peor gobierno del siglo, los anuncios de estas metas suenan a broma por no decir burla sangrienta.
Está bien planear los lineamientos de políticas públicas y acciones gubernamentales para el Perú del 2050, pero con lo que padecemos en el del 2022 -¿y hasta el 2026?-, resulta inverosímil suponer que se va a poner un ladrillo y menos un pilar para empezar a edificar sólidamente esa estrategia de progreso. El papel aguanta todo comenzando por los buenos deseos del CEPLAN. Empero, más de dos tercios de los peruanos no aguantan más este régimen incapaz, anárquico y corrupto y demandan adelanto de elecciones generales para que se vayan todos –tal vez podría quedarse el del CEPLAN- y que Dios vuelva a recordar que es peruano. ¡Basta ya de tanta apatía por usar un eufemismo! ¡AMÉN!
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