¡Permanece chantajeado el Estado peruano!
La Junta Nacional de Justicia (JNJ) es el más burdo instrumento de chantaje judicial que pueda existir. Es el mecanismo más sutil y perfeccionado para mantener bajo coacción a los jueces, so pretexto de evaluarlos. ¡Inclusive, juzgarlos y condenarlos! En otras palabras, es un instrumento coercitivo inventado para coartar al poder Judicial, bajo el vil argumento de evaluar a sus magistrados. Cuando en rigor, de lo que se trata es de una mafia encaramada en una institución digitada por el poder caviar, que se mantiene pletórico e indestructible como el zar de la Justicia peruana, por decisión de esta mafia que ha decidido gobernar nuestra nación apelando al chantaje. ¡No a los votos de la ciudadanía, como corresponde! Rol que ejerce sobre todas las reparticiones del Estado a través del vil uso de la Fiscalía de la Nación y el poder Judicial, a cuyos integrantes manipulan los miembros de la JNJ mediante una facultad exclusiva y excluyente que dispone su inconstitucional ley de creación –cortesía de ese sujeto hiper corrupto, desalmado; conocido como Martín Vizcarra– específicamente orientada a un efecto perverso. Nos referimos a la prerrogativa que tienen los participantes de la JNJ para evaluar, designar, suspender, remover, investigar, sancionar procesar, condenar a todos los jueces y fiscales de este país, sin otra explicación que el simple voto mayoritario –generalmente unánime– de quienes conforman esta junta de marras, sin que necesariamente sus integrantes cuenten con las calificaciones morales, personales ni profesionales que requerirían para ejercer las draconianas funciones de las que inconstitucionalmente disponen. En el fondo, la JNJ opera como la auténtica autoridad judicial en el Perú, puesto que los jueces y fiscales actúan según el humor de los individuos que manejan la JNJ como un coto de poder, respaldados por la organización caviar internacional que mantiene secuestrado al Estado peruano, desde que los caviares lo capturase a través de un sujeto al servicio de los intereses de la camorra internacional caviar, conocido como Gustavo Gorriti. Este sujeto sedujo a Alejandro Toledo gracias a los “encantos” de la poderosísima, multimillonaria oenegé Open Society, del magnate George Soros, quien contribuyó con algo así como un millón de dólares para que Toledo y Gorriti organicen la incendiaria “marcha de los cuatro suyos”, que destruyó medio Lima y le abrió el portón electoral al infausto hombrecito de Cabana y a su socio judío, Gorriti Ellenbogen. Ambos impusieron el poder absoluto evocando a Pachacútec, en calidad de redentores de todos los males causados por la conquista. Con la secuela que Toledo viene siendo procesado por robarle US$ 34 millones al Perú.
Esa teatralización, montada por los caviares con Gorriti a la cabeza, sigue alentando la megacorrupción desatada desde comienzos de siglo en este país, que no cesa ni cesará mientras los caviares continúen actuando como amos de todo, sin haber sido electos por el pueblo. La prueba está en que Gorriti sigue manipulando el país vía el poder caviar que maneja la poderosísima JNJ, que a su vez domina a todo nuestro Estado apelando al chantaje.
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