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A perseguir opositores

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¿Cómo andamos en política internacional?
Fecha Publicación: 10/03/2021 - 21:00
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Tanto secretismo se ha institucionalizado en el aparato de gobierno, que, definitivamente, esa situación provoca una razonable sospecha de control absoluto del poder político, del manejo grosero de la propaganda a través de medios nada independientes y de la existencia de actos administrativos pasibles de sanción penal y de más graves infracciones constitucionales.

Ejerciendo su derecho a la libertad de expresión, entendida ésta como el derecho a decir lo que uno piensa, pero también el derecho a recibir información transparente, muchas personas e instituciones y, especialmente, algunos medios de comunicación que han asumido minoritariamente el rol de oposición y fiscalización que el Congreso ya no ejerce al haber sido destruido institucionalmente por el Ejecutivo, están buscando la verdad que se nos oculta día a día y van descubriendo hechos no solo bochornosos de ineptitud sino de actos punibles jugando con la vida de decenas de miles de peruanos.

Ya conocemos el escándalo Swing, la vergüenza vizcarrista del lío con sus secretarias para crear un libreto destinado a mentir a la fiscalía, ya empezamos a conocer de sus andanzas cuando era gobernador de Moquegua, sabemos del actuar doloso del pomposo “comando Covid” que nos fue matando con sus inútiles pruebas rápidas, con su desatención en la adquisición y producción de oxígeno, de camas para cuidados intensivos y de medicación suficiente con una infraestructura hospitalaria suficiente para enfrentar la pandemia.

También se comienza a conocer esos oscuros tratos para comprar una vacuna china cuya eficacia no ha sido comprobada, existiendo datos científicos de que su rango de protección es mínimo a pesar de que su costo es el más alto del mundo, pero que, además, presidente, ministros y funcionarios se aplicaron en secreto la bendita vacuna mientras la gente moría en la calle, en sus casas y los que alcanzaban una cama en el hospital terminaban allí su existencia.

Las denuncias hechas por un canal de televisión y un conductor de un programa muy popular conocido por la seriedad de sus investigaciones, no le gustó al gobierno porque desnudaban sus carencias y su vocación de encubrir o como se dice ahora, blindar, lo hecho por el gobierno de Vizcarra, convirtiéndose los morados en fieles vizcarristas.

La amenaza surgió desde la presidencia y desde el despacho de la primera ministra poniendo sobre la mesa la posibilidad de interponer denuncias penales contra el canal y contra el periodista, con la posibilidad de cerrar el medio de comunicación.

Esto ya no es democracia.